Buckley es una adorable vaquita que perdió a su madre hace poco más de cuatro años, desde entonces, quedo muy triste y completamente vulnerable.
Sin tener certeza de su destino, una mujer decidió adoptarla cuando se enteró que se había quedado con su madre.
La vaquita logró salir de su depresión gracias a una cabra que se convirtió en su mejor amiga.
Solo tenía cinco semanas de nacido cuando su madre falleció, por lo que la pequeña vaca necesitaba de algunos cuidados para poder sobrevivir. Leslie Ackerman, la madre adoptiva de la vaca comentó al respecto:
“Para ser honesta, no tenía planes con una vaca”.
La mujer no tenía idea cómo cuidar a una vaca, solo sabía que debía estar ahí para ella. Los días pasaban y Buckley seguía muy triste ante la ausencia de su madre, Leslie solo pensaba en consolarla, incluso durmieron un par de veces juntas para que la bebé vaca se sintiera más segura.
Algún tiempo después, Buckley no daba indicios de mejoría, pese a todos los esfuerzos que hacia su madre adoptiva para levantarle el ánimo, la pequeña vaca bebé parecía sumergida en la tristeza.
Después de un tiempo, a Leslie se le ocurrió una gran idea. Incluir un nuevo miembro a su familia, una pequeña cabra con la Buckley pudiera animarse a socializar. Al respecto comentó:
“Con el cuidado adecuado, las vacas y las cabras se llevan bien y pueden vivir juntas, felices y saludables. No tienes que preocuparte de que las vacas y las cabras peleen entre sí en el corral. De hecho, podrían hacerse amigos con el tiempo”.
La mujer hizo todo lo posible por adoptar a una cabra para que se convirtiera en la mejor amiga de su vaca bebé. Ralphy, la nueva cabra, llegó a su nuevo hogar siendo aún una bebé. El primer día la pusieron muy cerca del corral de Buckley, era necesario que primero se observaran desde la distancia antes de un encuentro más directo.
Los dos animalitos se observaron y rápidamente dejaron claro que querían compartir más de cerca. A los días, ambas fueron ubicadas en el mismo corral y pronto demostraron que serían las mejores amigas. Leslie dijo:
“Mientras tenía a Ralphy con Buckley, se convirtió en un ternero completamente nuevo”.
Desde entonces, la vaca y la cabra han sido inseparables. Aman pasar tiempo juntas persiguiéndose, jugando bruscamente y divirtiéndose.
Son dos animalitos muy diferentes que han aprendido a disfrutar de la presencia uno del otro, su vínculo es tan fuerte, que siempre se aseguran que su mejor amigo este bien.
“Es muy lindo como, sin importar dónde estén, siempre están a menos de dos metros la una de la otra”.
Este par de amigas son simplemente encantadoras. Gracias a la pequeña cabra, la vaca Buckley logró salir de su caparazón. Ahora pasa sus días siendo muy consentida y disfrutando de la mejor compañía.
Indiscutiblemente, los animalitos tienen sentimientos, un ejemplo de ello es este pequeño bovino que encontró consuelo al socializar con otro animalito. Las vacas son seres muy sociables, así que tener un amigo les alegra la vida, mejora su frecuencia cardíaca y reduce sus niveles de ansiedad.
Es bien sabido que tener un amigo es tener un tesoro. Esto aplica no solo para los humanos, los animalitos también crean vínculos emocionales.
Un estudio realizado por Krista McLennan de la Universidad de Northampton, en el Reino Unido, demostró que las vacas cuando crean vínculos entre sí, son más felices y también más productivas, es decir, dan más leche cuando están juntas.
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También puso de manifiesto que estos bovinos tienen sus preferidos entre los humanos, a los que son capaces de distinguir y con los que hasta pueden establecer cierto grado de empatía.
La próxima vez que una vaca se te quede mirando es posible que este reconociendo a un nuevo amigo con el que busca establecer un lazo afectivo.
Nos encanta ver a dos animalitos tan diferentes peros dispuestos a compartir y ser felices.