Quizás te haya pasado que teniendo un gato o un perro por mascota, cierto día, de manera inexplicable, se haya ido de la casa y nunca más lo hayas vuelto ver. Puede ser que tu mascota haya decidido volverse callejera, o se haya ido lejos con un animal de su propia especie.
En Polonia sucedió algo parecido, pero insólito: una vaca se escapó de una granja, pero no se unió a otras vacas o toros, sino a una manada de bisontes salvajes.
Dejó su encierro en su hogar seguro y se aventuró a irse a la deriva. ¿A quién se encontró? A una manada de bisontes salvajes.
Pudiéramos decir que dio con sus «primos lejanos», y con ellos se quedó.
En noviembre del año 2017, la vaca fue vista por primera vez corriendo por las praderas nevadas junto a sus primos salvajes. Después, en el año 2018, la vaca fue vista nuevamente con la manada de bisontes por los bosques.
Esto hace suponer que ella se ha adaptado al ritmo de ellos y que ha sido aceptada, estableciéndose una buena relación entre las dos especies. En aquella ocasión, una mujer fue testigo del avistamiento, sorprendida no sabía si era un híbrido o solo era diferente.
«Yo pensé que se trataba de un bisonte con genes mutados. Pero alguien me aseguró que era una vaca Limousin francesa, dijo la sorprendida mujer».
A aquella vaca doméstica con aires de libertad no la han vuelto a ver otra vez. En el área existen 600 bisontes aproximadamente, cuyo acervo genético se quiere preservar.
«Hay que recuperar esa vaca y devolvérsela a su dueño. No debería mezclarse con los bisontes porque pondría en riesgo su pureza, puede contaminar la especie», comentaron algunos vecinos de la comunidad donde apareció en el 2018
Si la vaca llegara a quedar preñada, podría morir al dar a luz un híbrido entre bisonte y su propio material genético, con lo cual surgiría esa extraña especie que es llamada beefalo o vacasonte. Este animal bovino presenta la particularidad de que produce descendencia fértil.
Ahora bien, el caso de esta vaca, más allá del tema de mantener la pureza genética de los bisontes, nos enseña algo muy importante.
Así como ella buscó nuevo rumbos por instinto, logrando adaptarse y convivir en armonía con sus «primos lejanos», los humanos también podemos adaptarnos a los cambios de nuestras vidas. Somos libres de elegir nuestros caminos y las personas que nos acompañaran en ellos.
Comparte con todos tu amigos esta interesante historia, y aprendamos que aunque en los animales no existe un completo sentido de la libertad, pues algunos no pueden elegir conscientemente, para el hombre la libertad es un derecho y una facultad de incalculable valor que nunca se debe perder.