El mundo sigue estando lleno de personas que no han entendido que todas las especies cabemos en él. Por seres como ellos vemos tantos casos de maltrato, muchos animales sufren el rechazo, la indiferencia y actos de violencia.
En esta oportunidad, el caso de Lily nos ha dejado sin palabras, ella era una perrita callejera como muchos otros pero tenía una parálisis parcial que no le permitía movilidad en sus patas traseras.
Aun así ella se desenvolvía en Ciudad del Cabo, Sudáfrica y entre las calles y patios de los colegios lograba obtener sus alimentos.
Hasta que un día Manono Makhaphela, director del colegio Luhlaza en Khayelitsha dijo que ella era un “estorbo” y ordenó a su personal “deshacerse” de ella.
Dos conserjes de la casa de estudio comenzaron a enterrarla viva.
El personal de comedor observaba con horror la escena, pero una mujer del área de limpieza no pudo soportar tanta crueldad y se comunicó con Mdzananda Animal Clinic quienes son parte del International Fund for Animal Welfare (IFAW).
Ellos acudieron al lugar lo más pronto posible, sin embargo, Lily tuvo que vivir el infierno de estar enterrada 2 metros bajo tierra durante al menos 20 minutos.
En primer momento la bautizaron como Warrior pero luego cambiaron su nombre a uno más alegre, Lily.
Una vez en la clínica determinaron que su parálisis se debía a una vieja fractura en su columna vertebral pero que podía tener solución.
Después de varios tratamientos que incluían hidroterapia y acupuntura, Lily fue recuperando la movilidad de sus patitas traseras y mejoró su incontinencia.
Aumentó de peso y masa muscular, ella estaba mejorando rápidamente.
Además, muchas personas se enteraron del caso y querían ayudar, el IFAW envió trozos de tela para que las personas escribieran mensajes en ellos y luego hacerle una manta de invierno.
El resultado de esta campaña fue increíble, recibieron al menos 3.000 trozos de tela con mensajes de personas cuyo corazón había sido tocado por la historia de Lily.
Lily fue adoptada por Helen Walne, una periodista y miembro de la Junta Directiva de Mdzananda Animal Clinic, ellas viven muy felices.
Aunque la historia de Lily fue de dominio internacional, la justicia ante tan terribles actos cometidos sobre Lily fue muy lenta.
Cuatro años después los dos conserjes habían sido condenados por maltrato animal, pero el director de la escuela seguía sin pagar por sus acciones e incluso se negaba a incluir un programa de conciencia sobre la crueldad animal en su recinto.
El grupo de la clínica lo reportó, fue llevado a juicio y finalmente cumplió una condena, ahora para eliminar sus antecedentes deberá incluir el programa dentro de su plan de educación.
Por otra parte, luego de muchos años Lily sigue siendo un referente e inspiración para muchos defensores de los derechos animales en el mundo, incluso uno de los conserjes que cometió tan terrible delito ahora lucha por la causa.
Ella es considerada un ejemplo de lucha, después de tocar fondo y sufrir todo lo que sufrió, logro caminar, correr, ser una perrita feliz en un amoroso hogar y lo más importante de todo, motiva a muchísimas persona y organizaciones que hoy en día entregan su tiempo y esfuerzo para que casos como el suyo no se repitan nunca más.
Si también ha tocado tu corazón comparte su historia con todos tus amigos.