Clarabelle es una hermosa vaca que fue salvada después de pasar muchos años en una granja australiana. Se encontraba llegando a una edad avanzada y como presentaba algunos problemas de salud lo más probable era que simplemente decidieran acabar con su vida. Por suerte; los rescatistas del santuario Edgar’s Mission llegaron justo a tiempo.
El santuario está ubicado en las afueras de la ciudad de Lancefield en Australia.
A la vaca la trasladaron a un lugar en donde podrá disfrutar de la vida al aire libre sin tener que proveer leche para los humanos.
Hay quienes creen que las vacas que son sometidas a la industria de la leche llevan una vida mucho más feliz que aquellas en donde perecen para venderlas como carne.
Sin embargo, nada más alejado de la realidad. Una vez que se encuentran aptas para tener hijos, las vaquitas son embarazadas constantemente.
El lema del santuario es «Podemos vivir saludables y felices sin hacer daño a los demás… ¿Por qué no lo hacemos?»
Hacen que las vacas tengan crías para obligarlas a producir leche que normalmente debería estar destinada para ellas. Lo peor de todo es que los pequeños terneros no reciben nada de los cuidados ni la leche de su madre.
Son apartados de ella inmediatamente porque sólo quieren valerse de la vaca para ganar todo el dinero posible.
Una semana después de su rescate se dieron cuenta de que Clarabelle estaba embarazada.
Es por esto que cuando Clarabelle tuvo su ternerito en el santuario temía por el bienestar de su pequeño. Los voluntarios no se habían dado cuenta de que la linda vaquita ya había dado a luz, pero algo en su comportamiento la delató.
Comenzó a comportarse de manera sospechosa y trataba de evitar al máximo el contacto con los humanos.
En el santuario viven casi 500 animales de granja que han sido rescatados.
Fue entonces cuando se dieron cuenta de que sus ubres se veían algo hinchadas: había dado a luz,pero su ternero no aparecía por ningún lado. Después de una larga búsqueda dieron con el pequeño.
Clarabelle lo había llevado a una zona alejada del santuario y lo había ocultado en medio de troncos y los altos arbustos del lugar. Estaba más que claro que las viejas experiencias de su pasado no se habían borrado de su memoria.
Encontraron al ternero el 14 de febrero así que lo llamaron Valentín.
Estaba segura de que tarde o temprano alguien la obligaría a separarse de su cría y no quería rendirse sin antes luchar.
Por suerte ya nunca más será así. Los voluntarios la trataron con mucha dulzura y después de un par de semanas Clarabelle comprendió que podría permanecer junto a su pequeño.
En el santuario viven también cercos, ovejas, cabras y gallinas.
Heavily pregnant, deemed no longer productive enough for the commercial dairy industry and with a bold 'S' spray painted on her udder, this day four years ago was meant to be one of Clarabelle's last. Today we instead celebrate the four year anniversary of Clarabelle finding sanctuary at Edgar's Mission. A second chance at life that was only made possible by the kindness of the human heart.And although it would be some time before we were to meet Valentine, the first calf Clarabelle was ever allowed to keep, we cannot help but share this heartwarming video of one of the most defining moments of Clarabelle's time here with us. Time and again, the animals who find sanctuary here at Edgar's Mission remain our greatest of teachers. They remind us that a better way must be possible. For us. For them. For Clarabelle and Valentine. And for all those who will never know such love and kindness. “If we could live happy and healthy lives without harming others… why wouldn’t we?” Edgar's Mission
Publiée par Edgar's Mission sur Dimanche 25 novembre 2018
Después de tantos años de tratos injustos y de sufrir la dolorosa separación de todos sus bebés, Clarabelle finalmente podrá cuidar a este ternero. Esta hermosa vaquita disfrutará al máximo de la compañía de su pequeño quien también crecerá en el santuario y nunca sufrirá ningún daño.
No dudes en compartir esta nota para crear conciencia sobre el enorme daño que tantas vacas como Clarabelle han sufrido. Ninguna madre merece ser separada de sus pequeños.