Muchos creen que los fuegos artificiales pueden ser un hermoso espectáculo de luces y colores. Sin embargo, miles de animales inocentes se someten a un terrible estrés cada vez que escuchan y sienten el retumbar de esta práctica con la que muchos celebran las festividades.
Margaret y su perrita viven en Escocia.
Una hermosa perrita es un ejemplo del enorme daño que pueden sufrir estos lindos animales en fechas en donde todo debería ser compartir con nuestros seres queridos sin hacerle daño a nadie.
Margaret Adams, de 85 años, recibió a Suzy como regalo en un momento muy difícil de su vida. Su esposo acababa de fallecer y la angustiada Margaret se sentía muy sola.
Fue entonces cuando su hija decidió llevarle la perrita para que lograra hacer una nueva amiga y ambas se cuidaran mutuamente.
La conexión fue instantánea y el ánimo de Margaret mejoró muchísimo. En ese momento no podía imaginar que unas fiestas acabarían trágicamente con la vista de su perrita.
“No podía calmarla. Estaba inconsolable”.
Todo sucedió hace cuatro años y durante esta misma época. Como muchos dueños, Margaret sabía que debía cuidar a su perrita durante las celebraciones de diciembre; pero no se encontraba preparada para que todo el mundo comenzara a utilizar los espectáculos de pirotecnia semanas antes de lo normal.
“Estábamos sentadas viendo la televisión cuando alguien comenzó a utilizar la pólvora. Suzy quería subirse a las paredes. Corría por toda la casa buscando algún lugar oscuro”.
Margaret contaba con una camiseta especial para perritos durante estos momentos de angustia; pero nada fue suficiente. La acompañó durante mucho tiempo tratando de asegurarle que todo estaría bien pero todo fue en vano.
A la mañana siguiente, pensó que lo peor ya había pasado pero fue entonces cuando notó que algo no andaba nada bien con los ojos de Suzy. Sus pupilas parecían completamente fuera de su lugar.
“Sus ojos habían estallado. Tuvieron que quitarle una parte y ahora tiene glaucoma en ambos ojos”.
Los sonidos y las explosiones habían resultado demasiado para la pobre Suzy. A pesar de que recibió ayuda de los veterinarios terminó perdiendo la vista por completo. Ahora, Margaret se dedica a recordar la tragedia por la que su perrita tuvo que pasar.
“No pido que la gente deje de hacer lo que le guste. Solo me gustaría que al menos lo hicieran en días determinados del año de manera que todos podamos estar preparados”.
Comparte esta nota para unir tu voz y ayudar a todos los perritos del mundo. Ningún ser vivo merece sumirse en tanta angustia por la celebración de alguien más.