Si algo es vital para todos los mamíferos, incluyendo los perros, es el tiempo que disfrutan con mamá. De ella depende su alimentación y cuidado, pero también de que se produzcan ciertos episodios impensados, como lograr recobrar la confianza perdida y sobrevivir en familia a todas las adversidades.
Recientemente, la organización india en pro del rescate animal, Animal Aid Unlimited, recibió una llamada anónima de auxilio, que preocupó tremendamente a sus miembros.
Dos peludos se encontraban en una situación desesperante en las calles de la India. Sus cuerpos estaban minados por lo sarna, de hecho, una de las perritas había perdido prácticamente todo su pelaje.
También sufría de parasitosis y de posibles quemaduras provocadas por el sol inclemente, que amenazaban seriamente su vida. Fue mucho el sufrimiento que tuvo que soportar.
Cuando el equipo de rescate se hizo presente en el lugar para hacer despertar a la perrita de su terrible temporada en el infierno, observaron el estado deplorable del animalito, quien se mostró muy débil, pero, a la vez desconfiado. No iba a dejar que se la llevaran de allí tan fácilmente.
Y cuál si no la razón para su negativa: acababa de ser madre de una camada de cachorros quienes dependían ciento por ciento de ella. Su instinto privó por sobre su dolor.
Los rescatistas debieron pasar algunos minutos haciéndole mimos y alimentándola, para tratar de convencerla de que se dejase ayudar. La constancia rindió sus frutos y, una vez puesta a salvo y en buenas manos, fueron por los cachorritos.
“Costó convencerla, pero se logró. Era natural su desconfianza y aprehensión hacia los humanos, después de todo lo que debe haber tenido que pasar”, comentó un rescatista.
De los cachorros, uno se veía en buen estado, pero el otro, llamado Coco, la verdad es que no tanto. Al igual que su madre se lo notaba muy fatigado, también con la sarna haciendo estragos en su cuerpo y los ojitos infectados.
Uno de los voluntarios lo tomó en sus brazos, confundido como estaba. Con sumo cuidado lo llevó ante su madre, para luego trasladar a ambos hasta el centro de rescate.
La madre recibió tratamiento a base de ungüentos antibióticos y baños diarios especialmente recetados para lograr recuperar la piel infectada. Finalmente, fue esterilizada.
Madre e hijo se dieron fuerza mutua, juntos dormían, comían y sanaban
En tanto, el futuro de Coco aún era incierto, se mostraba aletargado y pobre de carnes, al momento de ser evaluado por los médicos. Una vez que se ganaron su confianza, le aplicaron también la crema antibiótica. Siempre ante la mirada alerta y protectora de su madre
Coco permanecía acurrucado junto al pecho de su madre, escuchando su corazón, remanso de paz. Después de un par de semanas, la medicina del amor hizo su efecto. Se les notaba felices, enérgicos y muy animados.
“Coco imita todos los movimientos de su madre, observándola fijamente: se rascaba las orejas, se sentaba, se paraba… ella es su total debilidad”, añadió el voluntario.
Lo mejor de todo es que, madre e hijo nunca se separaron y los rescatistas respetaron a cabalidad esta decisión de amor incondicional, que solo es posible desde la maternidad verdadera. Ahora ambos esperan juntos una nueva vida en un hogar feliz.
Comparte esta historia con tu familia. Una que deja demostrado que no existe un lugar más seguro que el regazo de una madre.