Una pareja conducía por una carretera de Indiana cuando vieron algo a un lado del camino que los extrañó. Se trataba de una noche realmente fría y pensaron que podía tratarse de un simple trozo de hielo.
Sin embargo, cuando pasaron a su lado notaron un pequeño brillo: eran los ojos de una gatita que parecía estar a punto de desfallecer. Se detuvieron de inmediato y se acercaron para brindarle ayuda.
Era una gatita carey preciosa que se encontraba completamente congelada. Se veía en los huesos y a duras penas podía moverse, pero regaló la más tierna mirada a sus rescatistas.
A pesar de que estaba tan delgada, tenía un pequeño bulto en su vientre: estaba embarazada.
La pareja llamó a los rescatistas de Catsnip Etc y cambiaron su rumbo para poder llevarla allí de inmediato. Durante todo el trayecto, la peludita ronroneaba en señal de agradecimiento.
“Era tan dulce y amistosa que nunca dejó de ronronear. Creo que sabía que estaba a salvo”, dijo Missy.
Una vez que llegó, la gatita recibió atención médica. Había sufrido algunas quemaduras por el frío y también tenía heridas en sus patitas. Nadie podía imaginar realmente qué le había sucedido, pero la pareja la encontró justo a tiempo.
Estaba tan débil y afectada que un par de horas después habría perdido la vida en medio de la carretera. Le dieron el nombre de Camilla y comenzaron a darle todos los cuidados necesarios, querían ayudarla a recuperarse antes del momento del parto.
La gatita comió con muchísimas ganas, era evidente que no había probado bocado durante días, se acurrucó tiernamente en una camita y se durmió. Dos días después, para sorpresa de los rescatistas; Camilla empezó a dar a luz.
Los gatitos nacieron el día de San Valentín y afortunadamente se encontraban sanos y salvos. Lamentablemente, la salud de su mamá todavía era muy delicada así que los rescatistas debían ayudarla a alimentarlos.
“Mamá Camilla tiene mucha suerte de estar segura y cálida con sus pequeños bebés. Esperábamos tenerla más tiempo antes del nacimiento, pero no pudo ser así”, dijo Missy McNeal, una voluntaria de Catsnip Etc.
Los primeros días no quería que nadie se acercara a sus bebés, pero ahora confía en ellos plenamente y comprendió que sólo querían brindarles comida y mimos. Cuando los mininos terminaban de comer, la amorosa Camilla se acercaba hasta ellos y comenzaba a darles un sinfín de besos.
De no ser por la pareja que tomó a la gatita en medio de una noche helada, Camilla y sus bebés no habrían logrado sobrevivir. Nunca dudes en ayudar a un animalito en apuros. ¡Comparte!