Unas de las mejores compañías que puede tener un ser humano es un perro, realmente estos animales tienen una capacidad de amar increíble, son generosos, leales, solidarios, en fin, son seres únicos y adorables.
Recientemente se conoció la revelación de una nueva escultura que recibe el nombre de “Mi héroe, mi amigo», de tamaño natural en bronce que honra a los perros que acompañan al ejército.
Hay quienes piensan que las fuerzas que defienden a un país solo están compuestas por seres humanos, pero la realidad es otra, y una prueba de eso es la existencia de los efectivos caninos del ejército de los Estados Unidos.
Los perros no sólo son entrenados para desempeñar tareas de detección de bombas o minas anti personas, sino que también cumplen una función aún más importante, ellos son los compañeros fieles de hombres y mujeres que conforman el ejército.
Nuestros amigos peludos tienen el alma tan grande que viven cada día derrochando amor, ellos no saben convivir sin lealtad y solidaridad. Los perros se preocupan por la protección y cuidados de sus seres queridos, especialmente de sus dueños.
Su sensibilidad es presta para ofrecer apoyo emocional a los soldados, quienes muchas veces están inmersos en angustia producto de las experiencias traumáticas que viven mientras defienden a su país.
Por ser animales no quiere decir que no sientan, al contrario, los perros tienen una capacidad de amar y de percibir el estado emocional de su compañero humano y su naturaleza los lleva a brindarles ese apoyo que necesitan para superar las situaciones difíciles.
La escultora Susana Norris quiso honrar el servicio de los cientos de miles de perros que hoy acompañan al ejército, así como la memoria de todos aquellos canes que dieron su vida en el servicio.
Hace poco Susana develó un hermoso trabajo que resalta por su composición y por la luz que transmite a los espectadores, se trata de una escultura de un perro con una pata sobre el casco de su compañero.
Esta escultura “Mi héroe, mi amigo» expresa la lealtad y la devoción de un perro del servicio militar. La obra honra a la valentía de los canes que han demostrado una lealtad inquebrantable a sus compañeros de batalla.
También se puede asociar con la solidaridad de los que perdieron la vida en el campo de batalla por la expresión de dolor evidente en los ojos del perro, así como su pata extendida hacia su amigo y héroe caído.
«Mi héroe, mi amigo», cuenta la historia de admiración que ambos compañeros se tenían el uno al otro en la vida y en la muerte. Nosotros la honramos compartiéndola.