Cualquiera que tenga en su casa un perro, gato o cualquier tipo de mascota sabe del importante papel que el animal desempeña en la familia. Incluso, que la relación del ser humano con los animales juega un papel determinante. De hecho, nuestra empatía y nuestro lenguaje no serían los mismos sin ellos.
Porque, el amor por los animales cambia el mundo. Y así lo demostró doña Margareth Medeiros, de 49 años, quien se dedica a acudir diariamente a un vertedero de basura ubicado en la localidad de Ipueira, en el interior de Rio Grande do Norte, Brasil, para alimentar y llevar agua a los 40 perros y gatos callejeros que viven en el lugar.
Medeiros es una de esas personas que nos llena el corazón de esperanza por una sociedad mejor, más solidaria, y que nos reivindica como especie. Acude todos los días, sin falta. Incluso, los trata a todos como a sus niños.
Cuando le preguntan a doña Margareth por qué lo hace, ella responde que por amor incondicional hacia las mascotas. La comida que ofrece a los peludos, procede de su propio bolsillo, gracias a su trabajo en la iglesia de la comunidad.
Asimismo, se encarga de limpiar el lugar. También lava y plancha ropa para la gente de la zona y, con el dinero recaudado adquiere alimentos secos destinados a la alimentación animal, así como las vacunas respectivas.
Por su parte, esta noble mujer de gran corazón cuenta con la colaboración de su hijo, Acácio, quien también ayuda a su madre con algunos gastos mensuales aportando unos 10 dólares estadounidenses. Anteriormente, su madre debía cubrir ella sola los gastos de la encomiable empresa. También la acompaña a sus visitas diarias al basurero.
“Yo colaboro comprando pienso, cuscús y arroz, para que ella haga la mezcla y le doy 50 reales mensuales […] Hasta hace poco nunca había recibido ayuda”, reveló el joven.
Cuando ambos llegan al vertedero, la alegría se apodera de todos los animalitos en el lugar. Doña Margareth, como buena madre, bautizó a cada una de las criaturas que viven en el basurero.
Mientras nuestra heroína esté allí, nunca estará sola. Siempre habrá un perro o un gatito alrededor, necesitando con urgencia de su cariño y atención. Además de la comida, es una madre amorosa como ninguna.
Doña Margareth también cría 5 perros y 3 gatos, en su casa, pero, a pesar de ello, no oculta su deseo de postularse para adoptar a alguno de estos ángeles sin alas que residen en el vertedero. Es consciente de que, al estar en un hogar, las mascotas estarán mucho más seguras.
“Es un ángel que cuida a los animales abandonados […] y decidió que su vida estaría dedicada a velar y proteger a los más inocentes”, concluyó el hijo acerca de la labor de doña Margareth.
Y es que, si hablamos de cariño y de animales, entra en escena un factor clave: el amor incondicional. Un animal no juzga a su cuidador por sus habilidades, por su pasado o por su aspecto. Por ello, el vínculo que se crea es, en definitiva, puro y genuino.
Comparte esta hermosa historia con tus seres queridos. La empatía y la responsabilidad son cualidades que, a gran escala, contribuyen a construir una sociedad mejor. El amor por los animales es el primer escalón para crear un mundo en el que sus habitantes convivamos en mayor armonía.