James Givens ha sido policía en Cincinnati desde hace más de 25 años. En un trabajo como ese, uno podría pensar que ya lo ha visto todo, pero recientemente se topó con algo realmente insólito que lo conmovió.
James estaba sentado en la patrulla policial cuando escuchó un extraño sonido. Parecía que alguien golpeaba la puerta del asiento del copiloto. Se asomó por la ventana para averiguar qué sucedía y se encontró con una gansa.
Al principio, James pensó que todo lo que quería la gansa era un poco de comida. Le lanzó algo de comer pero la gansa no se detuvo.
No sólo seguía dando fuertes picotazos a la puerta del auto sino que también graznaba cada vez más fuerte y observaba al policía como si esperase una respuesta.
La situación continuó así por tanto tiempo que finalmente el oficial se bajó del auto y se dispuso a seguir a la gansa. Ella no lo dudó ni un segundo y lo guío a un lugar que se encontraba a casi 100 metros de distancia.
Allí había un riachuelo y cerca de la orilla estaban los bebés de la mamá gansa. Todo parecía en orden pero uno de ellos tenía sus patitas enredadas con la cuerda de un globo.
La astuta gansa se acercó inmediatamente hasta su bebé herido y volvió a mirar al oficial. James quedó boquiabierto.
“Sé que parece algo inventado. No sé por qué decidí seguirla pero lo hice. Me pregunto cuántos animales acuden a los humanos cuando necesitan ayuda”, dijo James.
Lo único que la mamá quería era que alguien ayudase a su cría y no estaba dispuesta a recibir un «no» como respuesta. El policía temió que si tocaba al bebé ganso, la mamá podría asustarse así que prefirió llamar a SPCA.
Lamentablemente, ningún rescatista pudo acudir en el momento y James contactó a una colega para pedirle ayuda. Cecilia Charron era una dedicada amante de los oficiales y cuando James le explicó la situación no dudó en ir hasta allá.
“Ha sido mi mejor momento como policía en mis 24 años de experiencia”, dijo Cecilia.
Cecilia tomó al bebé ganso con mucha delicadeza y se dispuso a desenredar la cuerda tenía en sus patitas. Le tomó un par de minutos y la mamá ganso permaneció a unos pocos centímetros esperando con mucha paciencia.
Una vez que el patito quedó libre, volvió con sus hermanos. La mamá ganso se dispuso a continuar su camino mientras protegía a sus hermosos bebés. No hay dudas de que James y Cecilia lidiaron con una tarea realmente inesperada para un policía. Es maravilloso saber que realmente están dispuestos a ayudar y no sólo a los seres humanos.
¿Te hubieses atrevido a seguir a la mamá ganso? Comparte esta historia para celebrar la astucia de esta madre y el enorme corazón de los policías.