La calle no es el mejor lugar que tiene un perro para vivir, aun así son muchos los que terminan deambulando en las calles, a pesar de sus carencias y sufrimiento siempre buscan dar amor y confiar en las personas. A menudo considerados una molestia cuando ha sido el hombre el único responsable de su abandono.
Dimitra Andrenou se convirtió en uno de esos héroes que creen que estos animales merecen algo mejor y los salvan de morir a la intemperie sin conocer el calor de un hogar. Aunque eso allá significado gastar el dinero que tenía ahorrado.
Esta mujer de 37 años, renunció a su trabajo como asistente del gerente de un banco en el Reino Unido para mudarse a Larnaca, en Chipre, con su familia, establecer una nueva vida y ayudar al negocio de su esposo. Pero su vida tranquila resultó ser todo menos eso.
Desde que se mudó quedó horrorizada por el trato y la condición de los perros callejeros que vio y se encontró criando a docenas de ellos.
“Cuando me mudé a Chipre por primera vez, me sentía extremadamente molesta cada vez que pasaba junto a un perro callejero que ni siquiera tenía una gota de agua”. Desafortunadamente, los lugareños preferirían verlos morir.
No podía soportar la idea de dejar a tantos perros callejeros «morir de hambre», tenía que hacer algo al respecto.
“He visto perros viviendo en condiciones horrendas, encerrados en pequeñas jaulas cubiertas de excrementos y agua sucia. No es más fácil ver perros con piel y huesos todos los días y con miedo a todo”.
«Los cazadores usarán a sus perros hasta que ya no puedan trabajar físicamente y luego los arrojarán en condiciones terribles o peor aún, les dispararán».
Solía llevar a los perros que sufrían a un refugio de rescate local para chequeos y había criado cerca de 30 perros antes de que decidiera abrir su propio refugio.
Su idea inicial era abrir un hotel para perros para obtener ingresos adicionales, con un puñado de perreras para perros callejeros. Su esposo Paul Kofteros, agente inmobiliario de 42 años, la apoyo desde el principio, supuestamente estaba ‘harto’ de que los trajera de vuelta.
“Nunca abrí el hotel porque no podía darle la espalda a los callejeros, a los lugareños no les importa, pero a mí sí»
«Me encanta ayudarlos y verlos prosperar con un poco de amor y la atención médica que necesitan”, dijo.
No solo los ahorros de Dimitra se han invertido en el proyecto, su esposo también ha puesto todo lo que tenía para levantar el refugio, incluso sus dos hijos Andrea (6) y Sotiris (5) se ofrecen como voluntarios. Realmente es un asunto familiar.
Fundó Doggie Warriors Rescue Sanctuary en enero de este año. Desde entonces, 52 perros han encontrado un hogar para siempre. Algunos han sido trasladados a Europa para conocer a sus nuevas familias.
«Nunca pensé que invertiría todo mi tiempo y dinero en cuidar y reubicar perros, pero es lo mejor que he hecho».
El refugio depende de donaciones, pero «nunca hay suficiente», lo que significa que Dimitra ha tenido que desembolsar 40,000 euros de sus ahorros de toda la vida para cubrir los costos de funcionamiento. Gastan alrededor de 350 euros a la semana solo en alimento para perros, y las facturas veterinarias pueden costar entre 100 euros y 400 euros por visita.
“Tenemos perros cubiertos de garrapatas y pulgas, pero es más molesto ver a los que sufren mentalmente”.
“Por mucho que te destroce verlos así, es muy gratificante cuando confían en nosotros y ven que estamos para ayudar”.
Dimitra dijo que antes era el tipo de mujer que estaba acostumbrada a arreglarse las uñas y maquillarse, pero ahora la mitad del tiempo está cubierta de excremento de perro. Su nuevo estilo de vida la hace inmensamente feliz.
El respeto por la vida debe ser el estímulo que te lleve a compartir esta historia porque todos podemos ser parte de la solución.