Cada cierto tiempo es importante darle un poco de cariño al pelo de nuestros perros, si bien para algunos es tan sencillo como peinarlo constantemente y quitar alguno que otro nudo, a otros simplemente hay que llevarlos a la peluquería para que los expertos se encarguen de hacer que vuelvan a verse como si de un regalo pulcro y prolijo se tratara. Por ello, muchas personas llevan a sus compañeros a veterinarios o peluquerías especiales para que los hagan sentir más frescos y los nudos en su cabello no lastimen su piel.
Recientemente, en Georgia, una abuela llamada Debbie Patterson, le hizo el favor a su hija de llevar a su perrita Chloe a la peluquería local.
Todo marchaba perfectamente, cuando estuvo lista la fue a buscar y se veía realmente preciosa; estaba perfecta, pero Debbie pensó que el corte de pelo le hacía lucir un poco diferente su color, se veía un poco más rojizo y Debbie comenzó a encender las alarmas. Cuando llegaron a casa ella la puso en el sofá y fue a ver algunas cosas en la cocina.
Al regresar, Chloe se encontraba en el mismo lugar, esto era inusual, ya que a la perrita le gusta pasearse y saltar de un mueble a otro, se estaba comportando de una manera muy extraña. De hecho, Debbie comenzó a dudar que se tratara de su perrita.
Sin embargo, decidió creer que tal vez se encontraba nerviosa y que se había traumatizado con el corte de pelo.
En ese momento entró el gato y Chloe se comportó completamente indiferente, mientras que el gato se acercó e hizo un gesto hostil. En ese momento, Debbie confirmó sus dudas, esa no era su Chloe, ni el gato la reconocía, ni la perrita reconocía la casa. Así que inmediatamente se comunicó con su hija.
Su hija no estaba muy segura de lo que su madre le estaba diciendo, pero se puso en camino a la casa.
Mientras Debbie esperaba a su hija y a su yerno con la perrita infiltrada, recibió una llamada telefónica de la peluquería canina. Una chica le preguntaba que si tal vez su perrita tenía un collar que no le pertenecía, que creían haber cometido un error. Debbie perdió la cordura y contestó de manera hostil: “No han confundido su collar, me han dado a la mascota equivocada”.
El personal de la peluquería estaba realmente sorprendido y apenado y se dispusieron a solucionar el error. Resulta que junto con Chloe, llegó otro Yorkie de la misma edad y para hacer la coincidencia aún mayor, adivinen el nombre de la otra perrita.
Pues sí, también se llama Chloe, así que fue un error humano sin ninguna mala intención.
Afortunadamente, Debbie se dio cuenta de lo que estaba pasando y manifestó que si su Chloe hubiese sido llevada a otra casa probablemente hubiese sufrido un ataque de pánico, ya que es muy nerviosa. Los padres de la otra Chloe no hubiesen notado el cambio, ya que la habían adoptado recientemente.
Finalmente, y gracias a una pequeña marca blanca en el abdomen de la Chloe de Debbie, pudieron determinar a qué familia le pertenecía cada perrito. El personal se esforzó en pedir disculpas por su error y las familias entendieron que el parecido de los animales y los nombres pudo haber ocasionado la confusión.
Debbie manifestó que no dejará de llevar a Chloe a esa misma peluquería, pero que de ahora en adelante se cerciorará de que realmente sea su Chloe.
Por su parte, la familia de Debbie y especialmente los nietos, no han dejado de hacer chistes al respecto y a pesar de que su intuición no falló, ahora ella misma está poniendo en duda su capacidad de percepción y se reprocha a sí misma haberse demorado tanto en darse cuenta que su Chloe había sido cambiada. Afortunadamente, todo se pudo solucionar a tiempo y cada perrita volvió al hogar al que pertenece.
Comparte esta curiosa historia para que seamos más atentos la próxima vez que le hagan un corte de pelo a nuestra mascota.