Meredith es una hermosa gatita que tuvo un comienzo muy difícil en su vida. Ella y sus hermanitos fueron hallados completamente empapados mientras maullaban pidiendo auxilio.
Los mininos tenían tan sólo tres semanas de vida y todo parecía indicar que habían nacido en la calle. Lo más alarmante era que su madre no aparecía por ningún lado y sin ella tenían aún menos probabilidades de sobrevivir en medio de una situación tan dura.
Afortunadamente, un rescatista los trasladó a la Fundación Foster the Furbabies y allí comenzaron a recibir la atención veterinaria que tanto necesitaban. La salud de todos los mininos era realmente precaria pero la mayor preocupación de los veterinarios era Meredith.
“Meredith era la más débil de la manada. Llegamos a pensar que sería la única que no lo lograría”, dijo Gianna Cirucci, confundadora de la Fundación.
Se encontraba mucho más débil que el resto de sus hermanos. A medida que pasaba el tiempo todos lograron recuperarse pero a la linda gatita negra le tomó mucho tiempo extra recuperar sus fuerzas.
Tenía una delicada infección en sus ojitos y tuvo que realizar incontables visitas al veterinario. Después de un par de meses de mucha incertidumbre, la peludita demostró que sus ganas de vivir eran mucho más grandes.
Puede que sufra un par de complicaciones en la vista a lo largo de los años pero podrá llevar una vida feliz. Meredith había pasado tanto tiempo con los rescatistas que todos se encariñaron al máximo con ella.
“Ella fue de las primeras gatitas que salvamos cuando abrimos el refugio. Siempre será una de nuestras favoritas”, dijo Gianna.
Cuando supieron que había encontrado un hogar definitivo, decidieron celebrar la recuperación de simpática gatita de una manera muy especial. Durante todo el tiempo que compartieron, Gianna se dio cuenta de qué era lo que Meredith amaba más en este mundo: comer.
Cada vez que la gatita olía un poco de comida, se emocionaba demasiado y saltaba hasta donde fuese necesaria para robar un bocado. Fue así como Giana emprendió un pequeño paseo con la gatita y la llevó a Starbucks a disfrutar de un merecido banquete: un puppachino.
Se trata de una bebida que diseñaron especialmente para perritos. Es un poco de crema batida y no contiene cafeína ni té. Cuando Meredith se acercó al vaso, no pudo contener su emoción y metió por completo su cabecita para disfrutar del delicioso manjar.
“Los lácteos no son ideales para los gatitos pero esto fue algo de una sola vez para celebrar su adopción. Meredith está feliz y saludable”, aclaró un portavoz de la Fundación.
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La pequeña minina quedó completamente cubierta de crema de leche en toda su cabecita. Sin embargo, ella no parecía arrepentirse en lo más mínimo y seguía dispuesta a zambullirse nuevamente en aquel delicioso premio. El adorable video de Meredith no tardó en hacerse viral y ha causado un sinfín de comentarios en las redes.
Esto sí que parece una celebración digna para festejar que la valiente gatita logró recuperarse y hasta encontró una familia definitiva. ¡Comparte!