Rescatar a un animal de la calle para brindarle el calor de un hogar es una experiencia que ha cambiado la vida de quienes ahora los tienen como mascotas. Las huellas de la injusticia y las consecuencias de ello, son marcas que poco a poco fueron desapareciendo en Lady, gracias al cariño de quienes ahora cuidan de ella.
Lady debió transitar por un camino de espinas, sometida a la más cruel desolación. Fue encontrada encadenada y sola por la organización proanimalista PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales), y ahora cuenta con una familia amorosa que le hace olvidar su triste pasado.
Fue hallada en el terreno fangoso del patio de una casa, amarrada injustamente por su antiguo responsable. Era un lugar infame, poco idóneo para mantenerla allí, ya que se inundaba fácilmente cada vez que llovía.
Esto pareció importarle poco a quien debía ocuparse de ella. Este ser indeseable, cruel e inhumano no movió ni un dedo para sacarla de allí. Tampoco la alimentaba, lo que hacía más cruenta aún su situación vital.
Varias veces, durante años, los activistas de PETA se hicieron presentes por años en el sitio para pedirle a esta persona que la liberara, y Lady pudiese tener una segunda oportunidad de vida. Sin embargo, el hombre se negaba a sacarla de ese sucio patio.
“Lady estaba desesperadamente sola y la mantenían en una zona fangosa que se inundaba cuando llovía. Durante años, los trabajadores de campo de PETA la visitaron y trataron de persuadir a su cuidador para que la entregara”, informó PETA en una publicación subida a sus cuentas de las redes sociales.
Obviamente, la perrita creció y con ella su depresión y desconfianza hacia los humanos. Ni siquiera salía de su casa por miedo a ser violentada. Sin embargo, después de mucho trabajo para relacionarse con Lady e intentar convencer a aquel sujeto, los voluntarios lograron rescatarla.
¡Adiós cadenas y frío!
“La persistencia finalmente dio sus frutos, y después de que su responsable aceptó dejar que PETA la tuviera, su mundo entero cambió”, añadieron desde la organización.
Después de un largo proceso de recuperación, la perrita cerró la última página de su pasado. Su antigua vida se transformó por completo cuando, estando en el albergue, una familia extraordinaria la visitó y de inmediato se enamoró de ella. Decidieron adoptarla para brindarle el amor y el hogar que merecía.
Fue rebautizada con el nombre de Wolfie von Fluffer Bottom, un nombre que, por cierto, parece adorar, ya que cada vez que se la llama sale corriendo feliz hacia los brazos tiernos y cálidos de sus familiares.
Ahora tiene un hermanito humano y otra con cola, ideales para jugar, dormir calentita, lengüetear y abrazar.
Y es que, es necesario considerar que, un perro significa una responsabilidad tan grande como lo es la de criar a un hijo. Son almas que sufren también la indolencia y la falta de atención, al igual que cualquier persona.
Afortunadamente, Wolfie von Fluffer Bottom recibió una nueva oportunidad de vida.
Comparte esta historia con tu familia y amigos. A quienes no se sientan preparados para asumir tamaña responsabilidad les decimos que es mejor que no tengan mascotas, para evitar que sigan sucediendo este tipo de casos tan lamentables como el de Wolfie.