Muchas veces pensamos que las vacaciones y los viajes por el mundo serán maravillosas experiencias que nos ayudarán a relajarnos.
Por desgracia, hay muchas ocasiones en las que nos podemos topar con un panorama desolador, especialmente si se trata de ser testigos de los tratos injustos que reciben muchos animales. Esto fue precisamente lo que le sucedió a un británico que viajó a Tailandia.
En Tailandia hay al menos 7.000 elefantes que viven en cautiverio como atracción turística.
Ross Martin se encontró con algo que lo dejó con el corazón roto. En los alrededores de Phuket, Ross conoció a Meena. Se trataba de una bebé elefante que estaba amarrada de tal forma que a duras penas podía mover sus patitas.
Ross estaba en Tailandia dando clases de Boxeo.
La tenían allí con la triste intención de que recolectara dinero de los turistas. Era muy pequeña y se veía que se encontraba muy afectada por tener que permanecer allí durante tanto tiempo y completamente sola. Ross decidió alzar la voz y contar lo sucedido al mundo entero.
“Estaba claramente angustiada. Meneaba su cabeza constantemente”.
Al principio, Ross no sabía que hacer así que se dedicó a visitar a Meena durante varios días. Después de un tiempo confirmó que la pobre no recibía la atención que tanto necesitaba.
Las pocas visitas que su dueño realizaba eran para ofrecerle tratos injustos y seguir rompiendo su espíritu. La pobre tenía cicatrices que dejaban esto muy claro.
“Hasta donde puedo ver, ella no tiene acceso a agua fresca o comida. Los elefantes son animales muy sociables y estar tan sola debe causarle mucha angustia”, dijo Ross.
Por motivos de trabajo, el viaje de Ross se extendió durante unos días más y aprovechó esta oportunidad para ayudar a la hermosa bebé elefante. Contactó a varios grupos de rescate animal y a pesar de que hicieron muchos esfuerzos, todo fue en vano.
La Organización Thailand Elephants brindó su apoyo a Ross pero no lograron su objetivo.
Las autoridades acudieron al lugar y aseguraron que los dueños de Meena cumplían con todos los requisitos y tenían sus papeles en regla para tener a la elefante. Se trata de un país en donde los animales no cuentan con protección ni un sistema legal que los ampare.
“Me duele pensar que es una bebé y que tendrá que pasar así el resto de su vida”, reflexionó Ross.
Han pasado más de dos años y Ross sigue sin rendirse. Quiere dar a conocer la desgarradora historia de Meena para ayudar a crear conciencia e invitar al mundo entero a sumarse a esta lucha.
Su principal objetivo es que lograr reubicarla y llevarla a un santuario pero no descansará hasta que todos los elefantes de la zona reciban una mejor vida.
Comparte esta noticia para dar a conocer el valioso mensaje de Ross. Meena y muchos otros elefantes necesitan de nuestra ayuda.