«Es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos», así describía Juan Ramón Jiménez a Platero en el mítico libro «Platero y yo». Y aunque parezca una descripción propia de un cuento, hay un Platero de la vida real, que ya es una celebridad.
Se trata de Baldomera o «Baldo», como cariñosamente la llama su dueño, Ismael Fernández, un amante de los animales, y por supuesto de su burra. Él vive en Málaga y su animalito, en su casa de campo en El Borge, a 30 kilómetros de su hogar.
La pequeña llegó a su familia porque fue un regalo de su padre cuando se jubiló. Pero por quien realmente ha sentido debilidad absoluta ha sido por Ismael.
Ella, casi como si fuera un perrito fiel, siente un amor nunca visto por su dueño y por supuesto que para él también es la razón de su vida. Es una relación casi de pareja la que tienen, algo muy raro entre un burro y un humano, pero es una muestra más de que absolutamente todos los animalitos tienen sentimientos, y sus maneras de mostrar su amor, nos enternecen por completo.
Pero no contaron con que el coronavirus echaría por tierra ese amor y tuvieron que separarse durante los 2 meses de confinamiento. Como era de esperar, Baldo lloró a su dueño todo ese tiempo, hasta que cuando Málaga entró en la fase 1 de desescalada, el pasado lunes, pudieron reencontrarse.
A Ismael le preocupaba sólo una cosa: ¿Será Baldo capaz de reconocerme después de tanto tiempo? No es que quisiera infravalorar a su animalito, pero realmente lo dudaba.
Lo que jamás imaginó fue una reacción así, por lo que no dudó en grabar las escenas que ya han sido compartidas miles de veces en las redes, haciendo llorar a millones.
«No me da vergüenza que me oigáis llorar, porque aquí está una de las demostraciones de amor más incondicionales que existen. La de la mi burra y amiga Baldomera al verme después de dos meses (aviso a sensiblones como yo: ella también llora) Y yo venía todo el camino preparándome por si no me reconocía…», escribió Ismael junto al emotivo video.
«¡Baldo!, ¡hola!, ¿Qué pasa?, ¡Oye!, ¿Qué haces?, ¿Dónde has estado metida… Más bien, dónde he estado yo? ¿Dónde está mi burrilla, dónde está?», le dice Ismael como si hablara con una gran amiga a la que no ve durante años.
El animalito no tarda en reconocerlo y se apresura desde lo lejos, en el amplio campo, y va a su encuentro.
Se puede escuchar el llanto contenido de Ismael y dice: ¡Ay qué tontería!, como si no se le permitiera llorar a él también.
Bastan segundos para que juntos rompan a llorar
En cuanto él acaricia su cabecita, ella no puede controlar la emoción, en medio de una especie de dulce reclamo como si estuviera furiosa por haberla dejado tanto tiempo.
El emotivo video no tardó en hacerse viral y acumula cientos de comentarios en línea:
No me da vergüenza que me oigáis llorar, porque aquí está una de las demostraciones de amor más incondicionales que existen. La de la mi burra y amiga BALDOMEREEEEEEEERA al verme después de dos meses (aviso a sensiblones como yo: ella también llora)Y yo venía todo el camino a Él Borge preparándome por si no me reconocía…
Publicada por Ismael Fernández en Lunes, 18 de mayo de 2020
«Qué manera de demostrar su amor», «Vergüenza, ninguna. Eres una gran persona. Vergüenza deben sentir quienes maltratan a los animales. Tú tienes que sentirte muy orgulloso», fueron algunos de los comentarios.
Ismael decidió crearle un perfil en Instagram, muy al estilo de Platero y yo, @baldomerayyo, que ya acumula algunos miles de seguidores.
«Ahora que estamos de #desescalada por fin mi humano me ha podido hacer un Instagram. A ver si la fama se la va a llevar solo«, se puede leer en una publicación.
Sinceramente, no sabemos qué nos conmueve más, si las lágrimas de Baldo, o la dulzura con que su dueño la trata. Historias así merecen ser compartidas con el mundo entero, calentarás el corazón de más de uno.