Los vecinos son importantes para la convivencia en cualquier comunidad. Algunos están muy pendientes de los que ocurre en su sector y ante una eventualidad no dudan en buscar ayuda. Así ocurrió con una mujer en Florida que llamó al 911 al escuchar unos gritos de auxilio, sin imaginar de dónde provenían.
Un hombre cuyo nombre no fue identificado vive con su esposa, y un loro de mascota en Lake Worth Beach, Florida. Durante cuarenta años ha tenido al loro a quien le puso por nombre Rambo, y desde que el humano era un jovencito tuvieron una relación muy amistosa y le enseñó a decir algunas palabras.
Pero desde los tiempos en que el loro vivía en una jaula, en lugar de saludos o palabras similares, le ha hecho repetir gritos pidiendo auxilio, o que lo dejen salir, con el pasar de los tiempos siguió repitiendo las alarmantes frases, y en varias ocasiones asustó a más de una persona.
Precisamente un día una vecina escuchó gritos que la angustiaron, y empezó a agudizar su oído para descifrar de dónde provenían. Rápidamente se dio cuenta de que salían de la casa del vecino, y lo primero que pensó era que se trataba de una mujer que estaba pidiendo ayuda desesperadamente.
La preocupada vecina llamó a la policía, y de inmediato cuatro agentes se presentaron en el lugar. Cuando se dirigieron al hombre, lo encontraron arreglando los frenos del auto de su esposa en el garaje de la casa de ambos. Le contaron la razón de su visita, y de inmediato el hombre entendió de qué se trataba.
«Algún tiempo después, cuatro policías aparecieron diciendo que una vecina llamó porque escuchó a una mujer gritar pidiendo ayuda. Enseguida les presenté a los agentes a Rambo y todos nos reímos», relató el humano del loro.
Con mucha cortesía y cierta picardía en su rostro les pidió que esperaran un momento, y les trajo el causante de tal algarabía. Se apareció con el loro en el brazo y todos soltaron la risa cuando escucharon la charada del gracioso animal. Aunque le dijeron que no debería tenerlo encerrado en una jaula, es un animal que merece vivir en libertad.
«Rambo, conoce a los chicos de verde», dijo el hombre.
“Ayuda, ayuda, déjame salir’, repetía el loro.
El comprensivo vecino decidió llevar a Rambo a casa de la vecina que llamó a la policía, para explicarle el asunto y pudiera quedarse tranquila.
«Después, también le presenté a Rambo a la vecina que gritó. Ella también se rió», relató el hombre.
A partir de allí todos los vecinos conocieron a la mascota, quien se hizo popular ese día. Todos rieron y divirtieron con las ocurrencias del animalito, y ya no tendrían motivo de asustarse, y menos aún de llamar a la policía cuando escucharan los desgarradores lamentos del verde plumífero.
Pero detrás de lo que parece una divertida anécdota se esconde una dura realidad para este loro y para todos los que son criados como mascotas y viven condenados a los barrotes de una jaula cuando deberían disfrutar de su hábitat natural.
Para muchos es atractivo tener a un loro en casa y disfrutar de su capacidad para expresarse con palabras y frases, así como de su colorido plumaje, pero no es justo para ellos sufrir en cautiverio por el capricho de la gente.
No estaría de más que a partir de ahora, el hombre le enseñe al lorito algunas palabras más tranquilas y sosegadas, pero sobre todo, que lo deje en libertad.
Las frases que aprendió este lorito, son un mensaje para todos sobre la importancia de mantenerlos en libertad. Ellos no tienen como defenderse, alcemos la voz para defender sus derechos, comparte este caso.