Si bien los perritos callejeros desarrollan algunas habilidades para poder sobrevivir, no podemos negar que cuando se enferman o sufren terribles lesiones solo el hombre, en el sentido amplio de la palabra, puede interceder y hacer algo para aliviar el dolor en el que están inmersos. Para cualquier amante de los animalitos resulta desgarrador imaginar o ver a un perrito vagando por las calles y aún más, si se encuentra al borde de la muerte.
Una lesión que afectó no solo su apariencia si su sistema respiratorio.
Para este perrito, que por suerte fue rescatado justo a tiempo, sus días estaban contados, tenía un enorme tumor que con el paso del tiempo fue cubriendo toda su cara.
Su apariencia no solo se vio afectada, el tumor invadió zonas importantes que dificultaban su respiración. El indefenso perrito no podía controlar las secreciones que salían de sus ojos y nariz, resultado de la terrible infección que tenía el tumor.
Constantemente le salía pus en su ojito.
Lo sabemos, resulta difícil imaginar que un pequeño ser padezca tanto dolor, pero por obra de Dios, este peludito logró tener un final feliz. Por suerte, los rescatistas locales se enteraron de la situación del perrito y lograron atenderlo.
Para sorpresa de todos, el perrito no era del todo de la calle, pertenecía a alguien que no podía costear las facturas médicas y se resignó a verlo padecer hasta que el final llegara para el perrito.
Fue necesario remover todo el tejido muerto.
Sin embargo, la suerte del perrito a quienes los rescatistas decidieron llamar Vittorino, había cambiado por completo.
Recibiría toda la atención y el tratamiento necesario para mejorar su estado de salud. Desafortunadamente, la zona en la que se encontraba el tumor implicaba mayor riesgo para ser intervenido quirúrgicamente.
Emplearon ondas electromagnéticas o partículas para combatir el tumor.
La radiación era la única esperanza para este perrito que quería aprovechar al máximo esta segunda oportunidad que la vida le había presentado.
Desde luego que fue necesario que el personal a cargo para su cuidado fuera muy diligente y paciente, después de un tiempo el tratamiento comenzó a funcionar y a revelar cambios increíbles.
Ahora el perrito disfruta de un verdadero hogar con todo el amor que se merece.
Todos sus rescatistas estaban sorprendidos por la recuperación del perrito, en forma de agradecimiento Vittorino no dejaba de mover su cola. Su madre adoptiva se apegó tanto al perrito que terminó llevándoselo a casa. Su transformación es un ejemplo de que a través del amor, la esperanza y misericordia todo es posible.
¡Todos los perritos merecen vivir una feliz y saludable! Comparte esta nota en tus redes y sigamos salvando a más perritos vulnerables realizando pequeñas acciones que hacen la diferencia.