Muchas personas mantienen la creencia de que algunas razas de perros son violentas por naturaleza. Tristemente, son pocos los que reconocen que la agresividad de cualquier mascota puede tener sus orígenes en el trato que recibieron en el pasado. Esto es lo que ocurre comúnmente en el caso de los pittbull, una raza usada en el “negocio” de las peleas de perros.
Bubby es un peludo que desgraciadamente cayó en manos equivocadas y fue expuesto a estos enfrentamientos entre canes de su propia raza.
Ahora, el pobre no deja de abrazar su mantita por el trauma.
Antes de llegar a las manos indicadas, Bubby era utilizado como cebo en peleas de perros y también padeció los malos tratos de sus cuidadores. El pobre animalito estuvo expuesto a la eutanasia en el refugio en el que fue a parar, tras ser rescatado del mundo de las luchas.
Pero la muerte no pudo alcanzar a este campeón.
Posterior a esa terrible experiencia en el refugio, unas personas lo adoptaron pero no le daban la vida que merecía. La negligencia y el encierro al que fue sometido sumaron otra clase de maltrato en la vida del pobre animal.
Todo eso alimentó enormemente su inseguridad.
Su nueva mamá Katharine, compartió recientemente su historia de superación.
“Cuando adopté a mi panda canino hace 6 semanas, estaba delgado, asustado, apestoso y emocionalmente agotado por su terrible experiencia.
Había sido un perro de cebo en los rines de pelea, después lo sacaron de un refugio de alta matanza horas antes de que lo sacrificaran, para ser ‘rescatado’ por personas que lo encerraron en un garaje y lo dejaron deteriorarse durante dos meses”, comentó Katharine.
La joven sabía que el pasado de Bubby no había sido sencillo y estaba lista para ayudarlo, aunque reconoce que verlo en esas condiciones le rompía el corazón. El pitbull se encorvaba y solía orinarse del miedo que le provocaba el acercamiento a desconocido.
Este chico había sufrido mucho y no quería ser lastimado nuevamente, pero el amor de Katharina realmente lo salvó.
Bubby está aprendiendo lo que significa ser verdaderamente feliz.
Con mucho cariño y paciencia, la chica logró hacer un gran cambio en la actitud del peludo.
“Apenas puedo reconocerlo en esas fotos de sus primeros días conmigo, se ha convertido en un perro completamente nuevo física y emocionalmente. Descubrir que ama a las personas, a otros perros y al aire libre ha sido lo más gratificante en mi vida, y amo a mi Bubby más de lo que puedo decir”, agregó.
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Este amiguito se adaptó a su nueva vida y disfruta de cada paseo con su mami humana. Todas las lesiones quedaron atrás, pero hay algo de lo que Buddy no planea despegarse, se trata de una mantita que ha tenido desde el día uno de su adopción. Parece que el pedacito de tela le ha dado seguridad y Katharina no tiene problema con que lo conserve a su lado.
Cada perrito lleva detrás una historia pero hay unas que rompen el corazón, comparte esta nota y que el caso de Buddy le demuestre al mundo que el amor sana cualquier herida.