Los perros no siempre son amigables con los gatos, por desgracia, y la historia de esta gatita es un buen ejemplo de esto.
La gatita llegó al Putney Animal Hospital de la RSPCA en un estado que dejó a muchos impactados.
La gatita estuvo por días en cuidados intensivos
Con solo 3 meses de edad, el animalito tenía mordeduras en su cabeza muy graves, al punto de que algunos no se explicaban cómo podía seguir con vida.
Sin embargo, se apoyaron en la fortaleza de la gatita y los veterinarios hicieron su trabajo.
Las lesiones eran severas y temían los daños psicológicos
Ella había sido trasladada al hospital por sus antiguos dueños después de sufrir el percance con el perro. No hay información sobre cómo sucedió o qué hizo reaccionar de esta forma al can.
Los propietarios la trajeron para que recibiera la atención médica necesaria, por lo que no se les podía juzgar de negligentes. En cualquier caso, fue un accidente, aunque en el fondo, en la clínica veterinaria sabían que ella estaría mejor en otra casa.
El estado crítico de esta gatita fue registrado en este video:
La pobre gatita había sufrido lesiones en la mandíbula y el pómulo, por lo que no podía cerrar la boca. También tenía lesiones en uno de sus ojos. Con solo 3 meses de edad, probablemente nunca se imaginó que pasaría por una situación así.
La gravedad fue tal, que los especialistas no descartaron la posibilidad de la eutanasia. Si lograba sanar de sus profundas heridas, ¿qué podía ocurrir con sus traumas? ¿Podría llevar una vida normal luego de pasar por un episodio como ese?
Esta valiente logró mantenerse con vida
Solo el tiempo se encargaría de dar una respuesta. Decidieron llamarla Boudicca y comenzaron el proceso de curación. A medida que las lesiones de las mordeduras del perro sanaron, también lo hizo su espíritu.
Con el extenso cuidado que recibió Boudicca, le tomó solo tres semanas volver a ser la gatita normal, cariñosa y juguetona que posiblemente había sido. Fue entonces cuando la familia Drummond la conoció.
Junto a la familia Drummond tiene una vida normal y feliz
Taig y Angila Drummond y sus hijos, Ava y Jaden, de 13, estaban muy interesados en sumar a esta pequeña a su familia, así que decidieron llamarla Zoey y la adoptaron oficialmente. Pensaron que se trataría de una mascota tímida y frágil, pero estaban muy lejos de eso.
Ella es muy independiente y completamente valiente. Ahora Zoey comparte sus días con el otro gato de la familia Drummond y la integración ha sido perfecta. A pesar de sus duros comienzos, no quedó resentimiento en el corazón de esta chiquilla, quien ahora está en el lugar indicado, con la familia perfecta.
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