Los perros y gatos también pueden deprimirse. Lo creas o no, las mascotas tienen una sensibilidad muy especial, que le permite crear lazos no solo con los humanos, también con animales semejantes.
La historia de Bubi es bastante triste. Antes de que comenzara su odisea, él vivía muy feliz junto a su mejor amiga Haetban y otros perros. Un día, ocurrió un incendio en la casa que habitaban.
Haetban y Bubi, cuando solo eran unos cachorros
Haetban estaba justo en la habitación en la que había comenzado el fuego. La perrita estaba embarazada y no podía moverse con agilidad, por lo que optó por esconderse debajo de una mesa, con la esperanza de que alguien llegara a rescatarla, sin embargo, eso jamás ocurrió.
Haetban y los otros perritos que vivían con ella, murieron. Solo sobrevivió Bubi y el compañero de piso de la dueña del departamento, porque se encontraban lo suficientemente cerca de la puerta y pudieron escapar.
La casa de Bubi quedó destruida por las llamas
Sin embargo, haberse salvado de la muerte, no fue un motivo de alegría para Bubi. El perro cayó en una profunda depresión al verse solo, sin su buena amiga y compañera Haetban.
Bubi pasaba la mayor parte del tiempo tirado en el suelo y su dueña comenzaba a perder las esperanzas.
Puedes conocer más detalles de la conmovedora historia de Bubi en este video:
Aunque intentaba alimentarlo con su comida favorita, él se negaba a ingerir bocado y ella sufría enormemente al no poder recuperar la atención y la alegría de su amado perro.
Fue necesario que un veterinario atendiera la depresión de Bubi, asegurando que aún había una esperanza.
Bubi no podía superar la muerte de su gran amiga Haetban
En primer lugar, Bubi no se reponía de su tristeza porque su dueña sufría al igual que él. Ella debía ser ejemplo de alegría y motivación.
Fue entonces cuando la dueña de Bubi comenzó a cambiar su actitud, refiriéndose a él con amor y entusiasmo.
La dueña de Bubi construyó para él un lugar seguro
Ella construyó para él un refugio seguro, donde se sintiera a salvo tras su traumática experiencia con el fuego y también comenzó a llevarlo cada día de paseo.
Poco a poco Bubi recuperó el entusiasmo de vivir. Si bien no volvería a estar con Haetban y los otros perros, al menos aún le quedaba el amor de su dueña.
El amor devolvió a Bubi su deseo de vivir
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