Quienes son padres, saben lo que significa encontrarse inmersos en una mezcla constante de sentimientos que obedecen a nuestro proceso de adaptación a cada una de las etapas evolutivas de los hijos. Desde que nacen cambian el mundo y sentido de vivir de sus padres.
Y es que nuestros herederos son fuente de amor y satisfacción, es por eso que cuando se hacen adultos y se van de nuestro lado, solo nos queda la nostalgia y la ausencia de nuestros eternos bebés.
Paul Viner, un inglés oriundo de la ciudad de Essex estaba desesperado. Sus tres bellas hijas a las que cuidó y amó durante toda su vida, su mundo, su única razón de existir crecieron; los años pasaron inclementes y decidieron independizarse una a una hasta dejar el hogar y hacer su propia vida, como es natural.
Sin embargo, en el momento de la despedida, Paul se sumergió en una profunda tristeza y comenzó a sufrir del síndrome del nido vacío.
La soledad, los espacios ahora vacíos de las risas de sus hijas y una profunda irritabilidad se adueñaron de los días y de las noches de este padre dolido y desconcertado.
Sin embargo, en lugar de caer en una actitud autodestructiva o, por el contrario maníaca, decidió superar su crisis de identidad salvándole la vida a perritos sin hogar.
Paul necesitaba sentirse útil y necesitado nuevamente, por lo que decidió buscar a quién entregarle todo el amor que tenía adentro, así que ahora tiene una familia aún más grande y bella que la que ya tenía pero, sobre todo, más peluda.
“Estaba realmente infeliz. Mis hijas se habían ido y yo desarrollé el síndrome del nido vacío. Realmente no sabía quién era. Estaba buscando sentirme nuevamente necesitado”, dijo Paul Viner.
Así, Paul se enroló como un soldado más en esta noble causa y decidió usar su tiempo libre para matar dos pájaros de una sola pedrada: rescatar a estos perros de un trágico destino, y volver a llenar su nido con la mejor compañía que los seres humanos podemos tener, después de nuestros seres queridos: los perros.
Inclusive ha escrito un libro acerca de su experiencia. Shane fue su primer rescate. El perrito había sido brutalmente golpeado y arrojado a una zanja. Días después, falleció.
Sin embargo, ese dolor no le impidió a Paul continuar con su tarea de cuidar a otros perros.
“Dijimos que nunca querríamos volver a pasar por eso, pero nos pareció egoísta no darles un hogar a estos perros que lo necesitaban”, agregó Paul.
Tan solo ocho días después, otro perrito necesitado llamó a las puertas del corazón de Viner y no estaba en mejores condiciones que su predecesor. Ahora el problema era de tipo psicológico, ya que Sheba, un perro callejero búlgaro le tenía pánico a otros perros.
Luego llegó Sky junto a su hermano Sun, quienes habían sido encontrados a las puertas de un matadero en España y llevados al Reino Unido para formar, junto a Shane y Paul, una nueva y gran familia feliz desde enero del pasado año 2019.
Paul ahora con toda su familia reunida incluyendo sus canes
Después de años con el nido vacío, y gracias a la templanza y la capacidad de amar a los otros aún intacta de Paul, ahora su casa irradia nuevamente luz y está llena de vida. Los perritos rescatados están en perfectas condiciones, son amistosos, cariñosos y muy bien educados. Las hijas de Paul los adoran y los visitan cada vez que pueden.
Comparte esta hermosa historia de superación con tus mejores amigos y recuerda que las emociones asociadas a este problema del síndrome del nido vacío no tienen por qué aparecer en todos los casos, ni con la misma intensidad.