Los ciclistas aman recorrer senderos a toda velocidad.
Nada como la emoción de recorrer la montaña aprovechando la velocidad y tomando las curvas como vienen para sentirse vivo.
Pero aún la emoción de la bajada puede experimentar un gran subidón de energía, si de repente aparece ante tus ojos una gigantesca figura.
El ciclista James Chávez disfrutaba de uno de los muchos senderos de bicicleta del parque cuando de repente algo insólito sucedió.
Este ciclista tuvo que enfrentar una increíble sorpresa cuando al bajar por la montaña de repente se encontró con un gran oso negro en el sendero.
Se trataba de un camino bastante estrecho situado sobre un viejo glacial en el Parque Kincaid en Alaska.
Este es un parque muy conocido por sus bosques, vistas de alces y senderos de montañismo con espectaculares paisajes.
Los largos kilómetros de senderos ofrecen pistas de todos los niveles para entretener a todos los ciclistas, desde los principiantes hasta los más avanzados.
Y la verdad es que James Chávez tuvo que dar muestras de su experticia al enfrentarse con esta asombrosa, pero temible figura.
Justo al tomar una curva en el camino, James Chávez se encontró con esa inquietante visión.
El oso estaba sentado y completamente atravesado en medio del sendero.
¡Que grosero! ¿Será que no sabe modales de buen tránsito?
Chavez clavó los frenos de repente poniendo a prueba sus habilidades y la resistencia de su bicicleta.
El impacto de su frenada lo catapultó al instante hacia unos arbustos cercanos.
Pero este chico no dejó que el dolor de la caída, el miedo o la impresión lo paralizaran.
Inmediatamente, se puso en pie y continuó su camino en la dirección opuesta lo más rápido que pudo.
Chávez pudo capturar el momento de su encuentro, pues llevaba consigo una bodycam mientras recorría el sendero y no dudó en colocarlo en las redes sociales.
Con bastante humor Chávez admitió que tardó un poco en darse cuenta lo que pasaba:
Cuando lo vi de lejos lo primero que pensé fue: “Vaya, ese es un perro muy gordo; qué bueno que está aquí haciendo ejercicio”.
Afortunadamente, luego de caer a los arbustos algo reaccionó dentro de él y le permitió salir ileso de la situación.
El atravesado peludito era un ejemplar de oso negro, el más pequeño y común de los osos de Norte América.
Los encuentros son comunes entre ciclistas y montañistas que disfrutan del verano, ellos por lo general no quieren tener que ver con los humanos pero es bueno tener precaución.
Me ignoró por completo, nunca me había sentido tan insignificante en mi vida y había estado feliz de serlo».
En este caso el oso no quería tener nada que ver con el ciclista, quien hizo bien en alejarse tranquilamente.
Si te encuentras con un oso mantén la calma y respeta su espacio. Muchos prefieren huir en tu presencia, pero de lo contrario, aléjate lentamente sin darle la espalda al animal.
Comparte este asombroso encuentro cercano con los que aman disfrutar el aire libre y las montañas.