Para nadie debe ser sencillo vivir en las calles, incluso para los gatos y su fama de independientes.
Se puede llegar a creer que la vida de un gato callejero es mucho más plena que la del gato doméstico, pero, lo cierto es que los primeros viven con mayor precariedad, sin protección, sin alimento, más aún cuando son pequeños.
Hace pocos días Karina, una voluntaria del programa Kitten College de la Liga de Bienestar Animal del condado de Arlington, Virginia, Estados Unidos, recibió un llamado de alerta de un refugio sobre cinco hermanos gatitos de apenas unos días de nacidos que fueron encontrados deambulando por el área de Shenandoah, al noroeste del estado.
“Me dijeron que habían sido encontrados como vagabundos en el área de Virginia y que son hermanos”, compartió Karina.
Se trataba, en verdad, de cinco diminutas bolas de pelos que requerían cuidados urgentes de crianza y alimentación para poder prosperar y crecer sanos, de manera que fueron trasladados al refugio donde no cesaron de pedir la atención de todo aquel que pasara por allí con sus maullidos constantes y desesperados.
Y así fue como conocieron a Karina, quien no pudo evitar conmoverse al ver sus caritas tras el cristal en el albergue, y de inmediato supo que tenía la oportunidad de ayudarlos. No lo pensó dos veces y se los llevó consigo a casa.
BooBoo, Luke, Flower, Lily y Blossom
Hablándoles con voz suave, tierna, amable, Karina comenzó a lograr que los mininos se sintieran seguros y confiados en su nuevo entorno. Finalmente, BooBoo, Luke, Flower, Lily y Blossom comenzaron a socializar y a sentirse verdaderamente rescatados.
“Les tomó un tiempo sentirse cómodos conmigo, lo que, por supuesto es comprensible”, dijo la mujer.
Pero, lo cierto es que el feliz quinteto se instaló plenamente, a sus anchas en su nueva y cálida morada con muchas camas y mantas esparcidas. Cuatro de los bigotudos se adueñaron rápidamente de una pila de mantas y se envolvieron en ellas, mientras la más pequeñita llenaba el aire con sus ronroneos.
De los cinco, Luke y Flower eran los más tímidos y pequeños de la camada, pero gracias a los cientos de abrazos y apapachos recibidos de su madre humana, fueron rompiendo el cascarón.
Por su parte, la atigrada Lily es la que salta más alto, la más coqueta, traviesa, y quien asumió el liderazgo desde el principio.
A las dos semanas bajo el ala protectora e incondicional de Karina, ya ninguno de los gatitos tenía miedo de la gente y cada una de sus diferentes personalidades comenzaron a fluir y a manifestarse en todo su esplendor.
Flower es implacable, valiente y muy osada. Pero, está llena de mucho amor para dar, siempre y cuando se le dé amor y lo sienta, claro está. Luke ha dado un cambio tremendo, está conociendo nuevos amigos con los que juega hasta quedar exhausto.
Y no dejaremos de lado a Bestia, el padre adoptivo que ya se encontraba residiendo con Karina y quien, de inmediato los recibió como a sus cinco hijitos. Los adora a todos y cada uno y los acepta tan disímiles como son. Junto a su hermano, Cider, llegaron a la casa de Karina cuando eran bebés para incrustarse en su corazón. Nunca se fueron.
Ahora, este gato le está dando a estos afortunados pequeños el mismo amor que recibió cuando fue rescatado. A esta familia felina le espera un gran futuro por delante. Comparte esta historia de amor recíproco con tus amistades.