Una joven de Nueva York descubrió a un pequeño gatito vagando en su patio trasero. El pequeño tenía tan sólo unas de semanas de vida y no podía caminar con normalidad. Algo extraño sucedía con sus patitas así que decidió llamar a Jacqueline, una rescatista de la ciudad que se encarga de esterilizar a todos los gatitos callejeros.
El gatito fue rescatado cuando apenas tenía 6 semana de vida.
En cuando lo conoció, Jacqueline lo llevó al veterinario y allí descubrieron que tenía una condición genética que causaba una severa deformación en sus cuatro patas. A pesar de ser un gatito muy frágil, tiene toda la energía del mundo y adora jugar con cualquier persona que se cruza en su camino.
Cuando fue rescatado el gatito pesaba menos de 400 gramos.
Gracias al cuidado de sus rescatistas comenzó a comer cada día mejor y a ganar un poco de peso. Dina, una voluntaria de Fuzzy Butt Rescue, decidió abrir las puertas de su casa para recibir a este dulce gatito y darle la atención que tanto necesita.
“Cuando me mostraron sus fotos quedé enamorada al instante”.
Allí comenzó a compartir con los otros gatos de la casa y no tardó en volverse el mejor amigo de todos. A medida que ganó algo de peso comenzó a mostrar cada vez más su hermosa personalidad y desarrolló unos colmillos muy peculiares que lo terminaron de volver completamente irresistible. Speck está determinado a no dejar que su condición lo afecte. Imita todo lo que hacen los otros gatitos y se vale de la poca fuerza que tiene en sus patitas traseras para poder recorrer todo el lugar.
“Queremos ayudarlo para que sea el gatito más feliz del mundo”.
Ahora, lo más importante es ayudarle a que su condición sea lo más llevadera posible. Comenzó a recibir terapia física y pasa horas en el agua para aprender a mover sus patitas de manera correcta y lograr fortalecerlas. Después de mucho trabajo, Dina ha logrado darle un carrito hecho a su medida que lo ayuda a mantener sus patas en la posición correcta.
“Él no piensa en sus límites. Para él es simplemente la manera en que nació y no dejará que nada lo detenga”.
El dulce Speck no para de jugar y exigir mimos todos los días. Para poder quedarse dormido, pide que lo abracen y acaricien durante al menos media hora y en la mañana se acerca tímidamente para despertar a Dina para recordarle que es hora del desayuno.
“Sabe comer por su cuenta y actúa como un niño grande pero todavía es muy pequeño”.
No hay duda de que este gatito se encuentra ahora con la familia que tanto necesitaba y en cuestión de meses seguirá volviéndose cada vez más fuerte y saludable.
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