Una mascota no es sólo un animal, sino que con el tiempo se convierte en un miembro más de la familia. Un hecho demostrado repetidamente, sobre todo por los perros. Los mejores amigos del hombre son un catalizador de buena energía, salud y felicidad.
No hay nada mejor que un largo paseo con tu amigo de cuatro patas en una fresca mañana de primavera. Disfrutar de la alegría de su cara cuando agarras una pelota y de inmediato se da cuenta de que es hora de ir al parque a jugar. Incluso estar en casa sin hacer nada es más relajante en su compañía.
Por eso, cuando este ser querido tiene que dejarnos, nuestro corazón se hace pedazos y entramos en un proceso de duelo como si se tratase de cualquier otro familiar humano. Para Mike Ritland, un ex SEAL de la Marina de los Estados Unidos, la relación con su perro, Carlos, representaba todo en su vida.
Ambos habían formado un equipo insuperable, tanto dentro como fuera del campo de batalla, hasta que el canino de nombre humano se jubiló a los 15 años de edad. Una vez que el perro fue retirado del servicio activo, Ritland pudo adoptarlo, llevándolo a casa para siempre.
Fueron muchos los años, los días y las horas que compartieron juntos, hasta que una oscura madrugada, Carlos enfermó gravemente y Ritland se dio cuenta de que había llegado la hora de prepararse para despedir a su mejor amigo peludo.
Momentos después del fallecimiento, el exefectivo militar, preso de un profundo dolor publicó unas breves, pero conmovedoras palabras, en homenaje a la memoria del gran compañero de vida que fue para él Carlos.
“Mike tuvo que despedirse de Carlos hoy, después de 15 increíbles años de bendecir esta Tierra con su presencia”, escribió Ritland.
El cuerpo de Carlos estaba envuelto en la bandera de barras y estrellas, aún con restos del polvo de las montañas afganas que llevaron en cada una de sus misiones juntos. Sencillamente, una pareja inseparable y llena de recuerdos, seguramente un duro golpe para el ex Navy SEAL.
“Nuestros corazones ahora están mucho más pesados al tener que decir adiós. Vientos favorables y mares siguiendo C-man, tenemos el reloj de aquí, amigo”, continuó escribiendo Mike.
No obstante, convencido de la inminente partida de Carlos, Mike se aseguró de cumplir todos sus deseos y lo mimó invitándole a una última cena a base de su comida preferida: un delicioso y jugoso bistec.
Se dice, y es totalmente cierto, que los perros devuelven el amor que se les da multiplicado por diez. El amor y hermandad que Carlos le dió a Mike durante los duros tiempos en Afganistán y después en su hogar, son testimonio fiel de lo maravillosos que son estos seres de luz.
Descansa en paz fiel amigo
Definitivamente, los orejudos son excelentes adiciones a nuestras vidas, amigos incondicionales, de quienes siempre hay algo positivo que aprender. Comparte esta hermosa historia.