Hay diferentes formas de entrenar a los perros. Muchas escuelas caninas se centran en métodos de recompensa pero hay otras que prefieren los métodos de aversión.
Esta consiste en dar gritos o castigos al perrito cada vez que hace algo mal, en lugar de darle una recompensa cuando su comportamiento es el ideal. Un reciente estudio parece haber encontrado la respuesta sobre cuál es el mejor método.
El estudio fue llevado a cabo por biólogos de la Universidad de Porto.
El experimento consistió en reclutar a perros que se encontraran bajo un entrenamiento de recompensa y a otros que estuviesen participando con el método de aversión.
Todos los perros fueron filmados en los primeros 15 minutos de sus sesiones de entrenamiento y también tomaron muestras de su saliva para estudiar el nivel de estrés que podían presentar.
En el estudio participaron un total de 92 perros.
Las muestras de saliva no sólo fueron tomadas durante las clases de los perritos. Una vez que se encontraban en casa, completamente relajados; tomaron otra muestra de sus salivas para estudiar el nivel de estrés aún cuando ya habían pasado un par de horas del entrenamiento.
Esta operación fue repetida un mes después de que los perritos dejaran de asistir a sus escuelas; para poder estudiar sus niveles de estrés a largo plazo.
El nivel de estrés de un perro de puede medir por la concentración de la hormona cortisol en su saliva.
El resultado quedó muy claro. Los perros a los que habían gritado o castigado sufrían de muchísimo estrés durante sus clases.
Esto no sólo aparecía en los estudios de saliva sino que también tenían movimientos y comportamientos que denotaban cierta ansiedad. Los que habían sido entrenados por un método de recompensa se encontraban mucho más relajados y además habían aprendido a ser mucho más obedientes.
“Los resultados demuestran que el bienestar de los perros de compañía puede encontrarse en riesgo si fueron entrenados con gritos”.
Lo más alarmante era que estos resultados se mantenían a largo plazo. Los perritos que recibieron un método de aversión seguían notoriamente estresados un mes después de recibir sus clases.
Queda claro que los gritos y los castigos sólo logran traumatizarlos durante mucho tiempo; incluso a lo largo de toda su vida. Este importante resultado es un claro llamado de alerta sobre todo el amor que se merecen los peludos de la casa.
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Nuestras mascotas no hacen más que alegrar nuestros días con todo su amor incondicional. Nosotros, a cambio; debemos tratarlos con muchísima paciencia y demostrarles que no hay mejor entrenamiento que aquel que se realiza con todo el cariño del mundo y sin gritos.
No dudes en compartir esta información tan útil para que miles de perritos reciban un entrenamiento que no ponga en riesgo su salud.