La fidelidad y el amor de un perrito es incondicional pero esto sólo puede saberlo quien ha tenido la oportunidad de abrir su corazón a una de esas nobles criaturas. Si acaso dudas de ellos espera a conocer a Bayron Max, un perrito que caminó casi 8 kilómetros para darle el último adiós a su dueña fallecida.
La madre de Bayron era Rosalba Quiros quien tenía una vida feliz y tranquila en su rancho ubicado en Montemorelos, México, pero la noticia del cáncer tocó su vida.
Rosalba enfermó de gravedad y aunque por algún tiempo se resistió a abandonar su hogar, la mujer se vio obligada a mudarse a la casa de un familiar que la atendió durante sus últimos meses.
Rosalba no se resistía a la idea de que Bayron quedara solo en casa, así que lo visitaba a diario para percatarse de que su amigo estuviese bien.
Toda la familia sabía lo importante que el peludo era para Rosalba, así que se comprometieron a cuidarlo en caso de que ella ya no pudiese hacerlo más. Sin embargo, un buen día el animalito decidió escapar por su cuenta del rancho. Por más que lo buscaron entre los vecinos, nadie supo darle información sobre la criaturita.
Al parecer no volverían a verlo.
Fueron unos días duros para Rosalba no sólo por su terrible enfermedad, sino por la ausencia de su amigo. Dos semanas después de no saber nada de Bayron, la mujer perdió su batalla contra el cáncer.
Su familia estaba notablemente afligida y entre tanto dolor se llevaron una sorpresa que los enterneció y sacudió su corazón: en medio de los actos fúnebres de Rosalba apareció su amado perro Bayron, a quien todos creían perdido.
Nadie podía explicarse cómo era posible que el can hubiese caminado casi 8 kilómetros desde el Rancho hasta la capilla pero parece que Bayron había dado finalmente con lo que él estaba buscando: su amada dueña.
Trágicamente, el animal no pudo despedirse de ella en vida pero, como si pudiera entender lo que sucedía, este amiguito se echó cerca del ataúd y recostó su cabeza en señal de respeto mientras recobraba fuerzas, tras semejante travesía.
Bayron no se despegó ni un instante del lugar.
Al parecer Bayron se acercó en varias ocasiones al féretro, parecía entender que esa sería la última vez que vería a su dueña, y aunque los encargados de la funeraria intentaron sacarlo en varias ocasiones, no hubo modo de conseguirlo.
“Por lo regular, nosotros no dejamos entrar animales, pero como el perro aullaba y con sus patitas rasgaba la puerta lo dejamos entrar. Nunca habíamos visto un caso así, a todos nos sorprendió ver cómo el animalito sin conocer llegó solito para despedirse de su dueña”, relató el encargado de la funeraria municipal.
Los familiares de Rosalba quedaron comprometidos con cumplir el último deseo de la mujer de guardar y proteger a su amado Bayron, pero después de semejante muestra de amor estamos seguros de que no podrían negarse. Este amiguito es sólo un ejemplo más de la lealtad tan grande que estas criaturas sienten por sus dueños.
Por favor correspondamos de la mejor manera cada gesto de amor de nuestras mascotas. Que no se nos acabe el tiempo sin poderlos abrazar. Comparte esta nota y recuérdales a todos los leales que son los perritos.