Una de las mejores temporadas del año es la Navidad, debido a que las festividades, la comida y las reuniones familiares son el mejor estímulo para recargar energía y recobrar la esperanza. Tal como demostró el singular morador de un gigantesco árbol navideño.
Pese a todas las sorpresas y altibajos que ha tenido este 2020, como todos los años, el gran Árbol de Navidad del Rockefeller Center, que se instala a lo grande en la emblemática ciudad de Nueva York, Estados Unidos, no podía faltar. Sobre todo estando a tan solo unos días para comenzar el mes de diciembre.
No obstante, en esta ocasión, el árbol ya traía una gran y tierna sorpresa. Fue a principios de esta semana que los trabajadores encargados de colocar el árbol se encontraron con un pequeño búho, que se veía de un tamaño aun menor debido a los más de 22 metros de altura del coloso navideño.
Es un hermoso ser
Puesto que nunca habían vivido algo semejante, los trabajadores decidieron que lo mejor que podían hacer por la seguridad del búho era contactar con los especialistas del Ravensbeard Wildlife Center, de Saugerties, Nueva York.
Al comunicarse con el centro de vida salvaje, los trabajadores señalaron que se trataba de un ave bebé, por su tamaño. Asimismo, tenían dudas sobre si el lugar tenía la experiencia necesaria para poder ayudar al pequeño.
Luce como un bebé
“Les respondí que absolutamente, podíamos ayudar. De hecho, somos especialistas en aves rapaces”, respondió al llamado Ellen Kalish, directora y fundadora del Ravensbeard Wildlife Center.
Fue así como Ellen tuvo que conducir durante más de media hora, hasta poder reunirse con la esposa de uno de los trabajadores, quien cuidaba del ave momentáneamente. La gran cuestión era si el búho se encontraba bien, o si había resultado herido.
Y es que la preocupación era algo más que normal, dado que se descubrió que el búho había pasado 3 días enteros sin probar alimento, el tiempo que tardó el traslado del árbol. Era necesario actuar rápido.
En cuanto lo vio, Ellen supo que se trataba de un búho adulto y no de un bebé. Rockefeller, como fue nombrado, es un búho de sierra por lo que su tamaño no supera los 12 centímetros y su peso no excede los 85 gramos.
Rockefeller fue trasladado al centro, en donde ha sido hidratado y alimentado; sus ojos han recuperado su brillo espectacular y continúa recuperándose hasta el momento en que pueda ser liberado en su hábitat. Será considerado por siempre la mejor sorpresa navideña de este año.
«Pensé que era una historia navideña tan conmovedora, que había un secreto en el árbol de Navidad», dijo Kalish.
En ocasiones la naturaleza nos envía señales hermosas y misteriosas como estas para hacernos saber que una nueva etapa se acerca. ¡No dejes de celebrar el espíritu navideño!
Únete a las personas que se rehúsan a perder la esperanza y da la bienvenida a lo grande a la Navidad. ¡No te vayas sin compartir!