La cantidad de sufrimiento de los animales durante año en el mundo sobrepasa cualquier reflexión decente. Durante el minuto que me toma completar esta frase, miles de animales están siendo maltratados; otros están corriendo por sus vidas, quejándose aterrorizados.
Otros están siendo devorados lentamente desde el interior por parásitos; miles de criaturas de todo tipo están muriendo de hambre, sed y enfermedad. En un universo de fuerzas físicas ciegas, algunas personas van a resultar heridas, otras serán afortunadas, y no encontraremos ninguna razón para ello, tampoco ninguna justicia.
La pequeña Fredy perdió su caparazón y su vida estaba en peligro tras ser víctima de un incendio
El universo que observamos tiene exactamente las propiedades que podríamos esperar si, en el fondo, no hubiera ningún diseño, ninguna intención, ningún bien ni ningún mal, nada más que indiferencia ciega y despiadada.
A veces puede que la naturaleza nos parezca brutal, pero lo cierto es que los animales solo matan para alimentarse, y los enfrentamientos entre ellos son para decidir quién es el mejor y más apto para reproducirse y garantizar la sobrevivencia de la especie.
A Fredy le fue regalado el milagro de la vida al crearle un nuevo caparazón para protegerla
La especie humana se encuentra en una posición rara frente a la vida en la Tierra y quizás en el cosmos en un sentido más amplio. Nos hemos ido creyendo los reyes del planeta, superando por mucho las necesidades básicas que alguna vez tuvimos, para crearnos unas que realmente no requerimos.
El dolor es una poderosa herramienta de motivación, y la evolución no tiene reparo de usarlo al máximo.
Su caparazón fue pintado a mano para hacerlo más real y permitirle camuflarse
“Basta con mirar la cantidad de animales que se han visto afectados por nuestra obra. Sea perdiendo su hábitat o incluso su propia vida, muchas criaturas que no tienen nada que ver con nuestra cotidianidad se han visto terriblemente afectadas por nuestra intervención”, señaló un activista en favor de los derechos de los animales.
Lo mejor que podemos hacer nosotros para mitigar ese daño, es dedicar parte de nuestra capacidad intelectual, la que se traduce más que nada en el progreso tecnológico, en tratar de ayudar a los animales.
La pequeña luce hermosa con su nueva casa rodante
Los humanos tenemos la capacidad de sentir empatía, de imaginar los estados emocionales de otros y luego responder como si estuviésemos experimentando esos pensamientos y sentimientos. Después de todo, nosotros también somos producto de la evolución.
La historia de la tortuga Fredy que perdió su caparazón durante un incendio en Brasil, nos hace pensar que después de todo, quizás no somos tan malos como parecemos.
Fredy había perdido su caparazón, es decir, su hogar natural, pero gracias a la tecnología actual de las impresoras 3D, expertos fueron capaces de crearle una réplica de su pequeña “casa rodante” pintada a mano, que incluso le permite camuflarse.
“El gran detalle es que los dibujos del caparazón, un aspecto clave de la tortuga ya que le permite camuflarse, fueron pintados a mano por los especialistas”, señalaron los cuidadores.
De esta manera, la tortuga lo calzó demostrando que estaba hecho a su medida, y hoy es un animalito agradecido por haber recuperado su hogar, a pesar de que aún no entienda muy bien cómo fue que sucedió el milagro.
Esta historia nos demuestra que si dedicamos nuestra capacidad a producir cosas que no sean solo para nuestro entretenimiento, estaremos haciéndole un gran favor al planeta. Compártela.