Daniel Veerman es un abogado de 53 años de edad que nunca pensó que se encariñaría tanto con un hámster. Su lado débil siempre fueron los perritos y de hecho creció junto a dos hermosos pastores alemanes.
Sin embargo, una vez su hija Steph tuvo que partir de casa, él se hizo cargo del hámster y en cuestión de meses ya había desarrollado una relación muy especial con él.
“Mi papá y yo siempre hemos sido muy unidos. Mis padres son divorciados pero él siempre estuvo muy involucrado en mi vida y en la de mi hermano”, explicó Steph .
Al principio no comprendía cómo alguien podía encariñarse con un animal tan pequeño, pero como le recordaba a su hija decidió brindarle todo el amor del mundo.
Ahora son los mejores amigos. Sin embargo, todo pareció venirse abajo cuando Daniel se dispuso a limpiar la jaula de Chester y en cuestión de segundos lo perdió de vista.
“Este es el peor error de mi vida. Debí actuar más prudentemente. Nunca me lo voy a perdonar. Discúlpame”, se lamentó Daniel.
Pensó que el travieso hámster aparecería pero el tiempo pasaba y no se le veía por ningún lado. Daniel se sintió muy culpable y le escribió a su hija para explicarle lo que estaba sucediendo.
“Este fue el día más difícil de mi vida desde que tuve que presentar la prueba BAR”, aseguró Daniel.
El dedicado padre se estaba angustiando cada vez más y comenzó a tener un ataque de pánico. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para que Chester volviera.
“Hija, lo siento mucho. Estoy muy preocupado. Lo buscaré todo el día. Si mañana no aparece, faltaré al trabajo para seguir buscándolo”, le aseguró Daniel.
Steph sentía un amor muy grande por Chester pero sabía que lo más importante en ese momento era tratar de ayudar a que su padre mantuviese la calma. Le dijo que seguramente aparecería en cualquier momento.
Daniel no se quedó de brazos cruzados y preparó “trampas” por toda la casa. Trataba de llamar su atención con sus golosinas favoritas e incluso dejó un poco de harina para rastrear sus pasos.
“De esta manera puedo ver hacia donde camina si pasa por allí. Le dejaré comida por todos lados. Si sigue vivo nunca le faltarán alimentos en esta casa”, planificó el dedicado padre.
Después de una verdadera pesadilla y todo un día de búsqueda, Daniel encontró al travieso Chester cerca de una pila de discos. Al parecer, la comida había funcionado de maravilla y el dulce animal estaba tranquilamente allí.
Daniel quedó demasiado aliviado y feliz. Steph, por su parte, comprobó una vez más que tenía el mejor padre del mundo. Realmente daba lo mejor de sí para cuidar su mascota.
No hay dudas de que todos dejaríamos nuestras mascotas con alguien como Daniel, no descansó hasta encontrar al pequeño Chester. Comparte esta historia para celebrar a un maravilloso padre.