Un miserable burro en condiciones desgarradoras sangraba a través de una profunda herida en una transitada carretera, en Udaipur, Rajasthan, en la India.
Los héroes de Animal Aid Unlimited, afortunadamente recibieron una llamada para que hicieran algo al respecto.
Se quedaron estupefactos al ver autobuses, ciclistas y motociclistas que pasaban de largo, sin que nadie se percatara -o simplemente porque no querían darse cuenta-, de la presencia de un animalito en su último aliento que suplicaba ser ayudado.
Se prendían del claxo porque había un «obstáculo» en el camino, que les impedía avanzar a su velocidad desenfrenada, pero nada hacía que alguien se detuviera…
El burrito miraba cabizbajo hacia el suelo, derrotado…
Un vehículo a toda velocidad lo había golpeado en el hombro y lo dejó ahí tirado con la herida que suturaba, por la que se le veía el tejido y los músculos, incluso hasta el hueso.
El pavimento quedó con una huella roja imborrable como para que quedara grabado que en ese lugar un animalito se desangraba ante la impavidez de la humanidad.
Los rescatistas se apresuraron a cargarlo con extremo cuidado para no hacerle daño y lo montaron en la ambulancia para llevarlo al refugio, donde estos héroes atienden a los animalitos callejeros que rescatan.
«Tenía demasiado dolor, pero ni siquiera se resistió a que lo cargásemos», dijeron los rescatistas.
Cuando llegaron al hospital, empezó la labor más difícil de todas: limpiar y desinfectar alrededor de toda esa profunda herida que tanto lo torturaba. Debían retirar la tierra para eliminar toda bacteria posible y evitar una infección mortal, pero aquello era mucho más profundo de lo que imaginaron.
Las imágenes hieren la sensibilidad de muchos, pero imagínate lo que debe haber sufrido ese pobre animalito.
Sus gemidos de dolor les penetraban el alma… ¡Imposible contener las lágrimas!
Como un gran campeón permitió que lo curaran y lo vendaran, la herida era enorme, por lo que debía quedar totalmente cubierta.
Con infinita paciencia, estos héroes cada día debían hacerle largas curaciones y desinfectar nuevamente la herida. Cada vez que abrían veían que poco a poco el amor y la valentía de este gran guerrero vencían y aquello se cerraba.
Unas caricias en su cabecita eran suficientes para que el pequeño resistiera
Hasta que 54 días después de una tenacidad impresionante, parecía que ahí no había pasado nada
Las lágrimas afloraron de nuevo en sus rescatistas, pero esta vez porque estaban convencidos que sólo era cuestión de soñar para quedarse cortos.
Lo llamaron Hobnob y la vida que lleva ahora no tiene nada que ver con el cruel destino que le esperaba
Come, juega, se divierte junto a otros hermanos burros y no les falta el amor y todos los cuidados
Cuando sus rescatistas lo acarician es como si supiera que les debe la vida, y se queda quietecito; hasta hace un intento por devolver tanto amor.
«Dona para los animales callejeros, ellos apenas te piden una migaja de tu amor», concluyen sus rescatistas.
El video es impresionante, pero acumula cerca de 150 millones de reproducciones y no es para menos
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