No es un secreto que los animales cautivos en SeaWorld sufren una pesadilla. El testimonio de Sara Fischbeck relata hechos escalofriantes que se han tratado de ocultar al visitante del parque, precisamente porque es quien mantiene la forma de vida de estos animales que están en cautiverio. Es inaceptable que sean entrenados para olvidar su naturaleza, para ser exhibidos y dar espectáculos, de otra forma no tendría motivo de estar allí.
Es precisamente el clamor que resuena, para que se den los cambios que beneficien a estos animales que están padeciendo una vida inmerecida en cautiverio.
Aún existen personas que visitan este tipo de parques para obtener un momento de disfrute, ignorando lo que han tenido que padecer muchos animales en cautiverio, sin embargo, cada día son más los que se dan cuenta y están haciendo posible que este negocio de animales deje de prosperar, simplemente han anulado esta actividad de su lista de recreación familiar y han optado por otro tipo de esparcimiento en favor del bienestar animal. ¡Es difícil creer que paguen por una entrada conociendo los estragos que les causa vivir así!
Por eso Sarah cuenta con detalle aspectos que revelan ese lado oscuro. Muchos de estos animales siguen viendo pasar sus días resignados, otros ya no están.
Actualmente la realidad habla por sí misma. SeaWorld enfrenta un momento crítico, sus autoridades se han visto obligados a ceder ante la presión al anunciar recientemente la finalización del programa de cría de orcas, aumentar el espacio de los tanques y eventualmente dejarían de presentar el show y crear un santuario, sin embargo, el futuro estas ballenas es incierto.
Existe la esperanza de que puedan tener la oportunidad de reiniciar una nueva etapa, en la que ninguna otra sea sacada del mar para estar en una piscina con espacio insuficiente y resulten lastimadas debido al confinamiento, no saben qué hacer para salir.
Ellas no deberían seguir haciendo piruetas que nada tiene que ver con su actividad física, solo para obtener un bocadillo y complacer al humano. Lo mismo pasa con el resto de los animales, es triste porque no depende de ellos.
Sarah se incorporó al equipo de SeaWorld San Diego en el año 2007 al terminar la secundaria, trabajó en diferentes departamentos, como buzo se encargaba de la limpieza y mantenimiento de los tanques, luego de permanecer seis años en la compañía, cansada decide finalmente renunciar en el 2013. Al igual que otros trabajadores sacó a la luz pública lo que fue descubriendo de sus vivencias, revelando con detalle aspectos que SeaWorld ha desestimado.
Son las que más sufren ¡Hablamos de ballenas que viven en piscinas! Nunca podrán tener un comportamiento natural. Es común que muchos de los animales de SeaWorld se vean involucrados en peleas producto del estrés causado por el encierro, pero las orcas son las que se llevan la peor parte.
“Cuando buceábamos en el fondo de los tanques encontrábamos unas tiras largas de algo que parecía ser caucho negro, algunos buzos llevaban estos trozos a casa como recuerdo para sus familias”, comenta Sarah
Es terrible, ¡Lo que parecía caucho eran pedazos de piel arrancada!
Se han visto marcas de heridas en la piel de las ballenas causadas por los dientes de sus compañeros y otras lesiones graves como resultado de las luchas. Los trabajadores podían observar a las orcas nadar desesperadas al otro lado del tanque tratando de escapar porque estaban siendo perseguidas, “Siempre se están golpeando”, explicó Sarah, no es nada nuevo y los entrenadores lo saben.
Las ballenas orca al igual que las belugas y delfines reciben constantes dosis de sedantes, para mantenerlos calmados, así como antibióticos y otros medicamentos, también requieren tratamientos bucales constantes por el grave traumatismo dental que sufren al morder los bordes de la piscina.
Las orcas son seres sociales pero al estar en esas condiciones y en espacios insuficientes suelen manifestar comportamientos que no son otra cosa que actos de frustración.
Sarah recuerda una mañana que llegó para hacer una inmersión de mantenimiento en una de las piscinas de las orcas, y fue sorprendida por una ballena, no sabía qué hacer, se supone que no debería estar allí, ya que el área permanece cerrada para que las ballenas no puedan acceder mientras se realizan estos trabajos. Parecía estar esperando y se notaba que tenía rasgaduras en su barriga.
Al llamar a los entrenadores dijeron que todas las ballenas habían sido encerradas la noche anterior, entonces fue cuando se percataron de lo sucedido, posiblemente la estaban molestando y de alguna forma había saltado como única vía de escape se impulsó sobre la rejilla de metal causándole dolorosas heridas que rasgaron su vientre.
Algo atemorizante para los buzos era sentir que no estaban a salvo cerca de las ballenas. Sarah expresa que “Eran agresivos con nosotros, nos observaban desde el otro lado y en más de una ocasión estaban tan enfurecidos que embestían la puerta” aún cuando no tenían acceso tratarían de arrastrarte succionando el agua para poder agarrarte por un brazo”. Para los buzos no existía un protocolo de seguridad o adiestramiento sobre lo que se debería hacer ante una eventualidad con las orcas, añadió.
Estas ballenas se desquitaban con las aves que atrapaban, se podría pensar que al ser un depredador natural hacían esto para alimentarse, sin embargo no era por hambre, las aves se encontraban completamente destrozadas pero enteras.
Lo cierto es que han ocurrido eventos trágicos que involucran a estos animales con la pérdida de vidas, como la del entrenador Alexis Martínez en 2009 y que no se detendrán si se dejan en el olvido sin tomar las medidas adecuadas. Después del lamentable suceso en el año 2010, en el que falleció la experimentada entrenadora Dawn Brancheau por el ataque de la ballena Tilikum durante un espectáculo.
La OSHA (Administración de Seguridad y Salud Ocupacional) prohibió a los entrenadores nadar con las orcas, en un esfuerzo por revertir la decisión SeaWorld instaló costosos dispositivos que consisten en plataformas elevadoras en el “Shamu Stadium” (la piscina principal donde se hacen los espectáculos), así como puertas automáticas entre las piscinas, chalecos y protocolos de distancia, solo para que dejaran a los entrenadores en el agua.
“Esto no significó ningún beneficio para los animales” ya que las ballenas quedaron con espacios más reducidos, cuenta Sarah.
Al igual que el resto de los animales las belugas y los pingüinos no escapan a esta situación
Una beluga llamada Ruby dio claras señales de rechazo a la maternidad pero como era fértil fue usada para tener crías, cada embarazo se convirtió en una tragedia. Tuvo su primer bebé en el año 2008 por inseminación artificial, se dijo al público que la madre lo había rechazado porque nació enfermo. La realidad es que Ruby mató a su primera cría, lograron separarla para resucitarla pero falleció al mes. Volvió a quedar embarazada en el año 2010, y nuevamente se volcó contra la cría, expresaron sorpresa por la actitud de la madre pero ya sabían que tenía esa tendencia y los buzos estaban preparados en el agua, le subieron la dosis de sedantes y a pesar de todas las precauciones tuvieron que retirarle rápidamente la cría para salvarla del ataque, la llamaron Perla y la adoptó una hembra infértil, dejando a Ruby separada y encerrada en otra piscina durante meses hasta que Perla estuviese lo suficientemente grande y no representara una amenaza. Sarah recuerda algunos comentarios de los buzos sobre “bucear con las belugas o con la desgraciada de atrás” refiriéndose a Ruby.
Prevaleció la rentabilidad de las crías en lugar de dejar tranquila a Ruby y entender que no estaba preparada para la maternidad.
En el año 2012 quedó embarazada y se dijo que la concepción fue de forma natural, de ser así pudo prevenirse, «¿Por qué tener un animal preñado que ya ha matado a una cría y trató de matar a otra?» dijo Sarah. Esta vez tuvo un aborto involuntario y enfermó, la colocaron de inmediato en la piscina pequeña que se oculta a los visitantes. Falleció en el 2014, aunque Sarah ya no trabajaba allí, trató de averiguar preguntándole a sus antiguos compañeros, no obtuvo respuesta. Había mucho hermetismo sobre los resultados de la necropsia y la causa de su muerte pues nadie quiere perder sus puestos de trabajo.
Al igual que otros animales en cautiverio, las belugas pueden manifestar el estrés con agresión, por lo tanto los buzos extreman las precauciones al nadar en estos espacios, Perla perdió ese temor natural y trataba de jugar con los buzos. Su padre Nanuq era muy agresivo, se rompió la mandíbula en una pelea, la herida se infectó y murió.
Es frecuente ver comportamientos estereotipados, un macho llamado Ferdinand “ha estado en cautiverio tanto tiempo que siempre esta aburrido, se sienta en el agua, entra y sale repetidamente dando pequeños saltos de forma compulsiva” en su ambiente natural solo lo haría para detectar algún depredador.
Los pingüinos «No tienen ninguna protección»
“Los pingüinos Magallanes de Magic Landing son super dulces y también muy asustadizos”, no están lo suficientemente protegidos pues los visitantes tienen fácil acceso y durante años sufren por los objetos que arrojan las personas. Además de contaminar su espacio trae graves consecuencias para su salud. Con frecuencia deben ser sometidos a intervenciones quirúrgicas para retirar monedas de su organismo. Han sacado del agua zapatos, medias, cámaras, mapas.
“Son curiosos y se acercan cuando ven algo brillante pensando que se puede comer”
Los entrenadores sugirieron colocar un cristal para evitar este tipo de problemas, pero los pingüinos no eran lo suficientemente atractivos y a la empresa no le pareció una solución viable.
Por otra parte está la exhibición de los pingüinos Gentoo, no son tan amigables, los buzos tienen que usar una incómoda indumentaria que deja expuesta las manos y el rostro, mientras tratan de trabajar estas aves los pellizcan incluso a través del grueso traje, un compañero tiene una gran cicatriz en una pantorrilla y otros han salido con el rostro sangrando.
Sarah también fue atacada por los pingüinos, confiesa que en su primera experiencia sentía que la estaban destrozando, tenía sus manos entumecidas por el frío y no podía salir, en esa ocasión puso su cabeza contra el cristal y rompió a llorar.
Una morsa llamada Obie presentaba un severo comportamiento compulsivo, todo el tiempo se sentaba a regurgitar su comida contra el cristal, era una rutina limpiar el vidrio.
Las tortugas marinas por lo general son solitarias y estaban afectadas por el estrés y hacinamiento, se puede notar daños en sus caparazones, «Si nos fijamos en las tortugas de Turtle Reef pareciera como si tuvieran depósitos de calcio y es porque las otras tortugas las están masticando.»
¡Qué triste, esta madre delfín no iba a dejar a su cría!
Los delfines tenían que soportar terriblemente, “casi todas las mañanas encontraban un delfín fuera de la piscina acostado en el concreto, se reportaba el incidente y los retiraban mientras venía la grúa que lo levantaba para regresarlo al agua” Sarah dice que nunca presenció el momento de las caídas pero piensa que esto no es nada bueno, han debido ser muy dolorosas.
«En lo personal quedas muy afectada, fue muy deprimente el lamentable accidente ocurrido con un bebé que entró en pánico cuando un grupo de machos lo asustó, se golpeó contra la pared y murió, la madre estaba devastada y no quería separarse de su cría muerta, lo llamaba y nadaba en círculos, era imposible separarla de su bebé y tuvieron que drenar el agua de la piscina».
La pasó igual a otro delfín llamado Beaker que sobrevivió, se estrelló contra una de las paredes cuando era una cría y tuvieron que reconstruir su mandíbula, quedo con una desviación permanente.
Sarah cree que la agresión de los delfines también se debe al programa de cría por método artificial que implementa SeaWorld, es una alteración de la estructura social y natural que obliga a los machos a mostrar este tipo de comportamientos agresivos que se ha observado en las orcas.
“Hay delfines tan problemáticos que se mantienen aislados y nunca hacen un show” explicó. Han trasladado la agresión contra los buzos que han sufrido golpes y heridas por las mordeduras, para SeaWorld son incidentes que se ignoraban hasta donde les era posible y no se podía reclamar, agrega que su política era: «¿Estás herido? … bueno, entonces no sucedió.»
Los exentrenadores Jeffrey Ventre y John Hargrove, confirmaron la veracidad de la historia de Sarah, pero en un comunicado SeaWorld dice que ella ha distorsionado completamente los hechos, manifestando que «SeaWorld está muy regulado por el gobierno federal de Estados Unidos con inspecciones frecuentes de veterinarios federales y otros funcionarios del gobierno» dijo Aimée Jeansonne Becka, directora de comunicaciones corporativas de SeaWorld.
«Además, estamos acreditados por la Asociación de Zoológicos y Acuarios, que ha dicho que SeaWorld cumple o superan los más altos estándares de cuidado de los animales y el bienestar de cualquier organización zoológica en el mundo”.
Por supuesto que reciben una buena atención de los veterinarios, pues estos animales necesitan constantemente revisiones y tratamiento para evitar y tratar infecciones, curar heridas provocadas por el comportamiento que causa el estrés de una vida de encierro.
Desde hace varios años una serie de acontecimientos ha ido fracturando la ya cuestionada reputación de SeaWorld, la respuesta a las interrogantes está en la acción que emprenda cada familia al educarse sobre las actividades de recreación.
Todo va a depender del criterio del espectador, pero no es justo que tantos animales sufran tanto solamente por satisfacer las necesidades financieras de un grupo que ofrece atractivos espectáculos aún cuando ellos cuesten la salud y la integridad de seres vivos.
Comparte si estás de acuerdo con la toma de conciencia para no visitar este tipo de parques, que los aplausos continúen desapareciendo hasta que se produzcan los cambios necesarios para que sean santuarios de rehabilitación en ambientes naturales, ¡Un enorme desafío que puede ser posible!