La organización RSPCA hizo una publicación en su página que contaba la historia de dos conejitos abandonados que necesitaban un hogar con urgencia. Una mujer llamada Marley-Belle Quaid vio la información y quiso ayudarlos de inmediato, pero le preocupaba no poder cuidarlos debido a la condición de sus manos. Después de varias cirugías practicadas en sus muñecas, quedó inhabilitada para usarlas. Eso significó que no podía usar muletas y quedó confinada a una silla de ruedas.
Marley-Belle pasó por varios procesos de fisioterapia, pero nada pudo ayudarla. Estaba a punto de darse por vencida y entregarse a la discapacidad hasta que vio la publicación de los conejos sin hogar, llamados Woodstock y Wilfred, que fueron encontrados en el bosque enmarañados y enredados entre los arbustos. Una mujer estaba corriendo por la zona, afortunadamente los vio y pudo reportar el caso a la organización.
«La primera vez que los vi supe que haría lo que fuese necesario para tenerlos en mi vida. Fueron rescatados por la RSPCA pero pasaron un año en un orfanato porque nadie quería asumir la responsabilidad de encargarse de ellos con dedicación. A pesar de que yo recibía apoyo diariamente para desenvolverme en mi cotidianidad, no sabía si iba a poder cuidarlos estando sola debido a mis muñecas, pero me determiné a hacerlo funcionar», dijo Marley-Belle.
Ella sabía perfectamente que era un riesgo adoptar a los conejos, pero algo en ellos la convenció a intentarlo, fue una corazonada. Necesitaban un hogar y mucho amor, mientras que Marley-Belle necesitaba un propósito, algo para volver a enamorarse de la vida. Entonces los adoptó a los dos, y día tras día hizo el intento de darles cariño y cuidados. Al principio fue muy difícil para ella, pero después de un tiempo algo impresionante ocurrió: sus manos empezaron a sanar.
«En seis meses mis muñecas eran maleables, estaba aseando a Wilfred y a Woodstock yo sola mientras estaban sentados en mis piernas, pude usar tijeras nuevamente. Mi cirujano estaba impresionado con mi mejora repentina. Estos chicos son una parte fundamental de mi recuperación» Después de recuperar su movilidad en las manos, Marley-Belle no necesitó más usar la silla de ruedas y pudo seguir adelante con las muletas, eso le devolvió gran parte de la libertad que había perdido.
Woodstock y Wilfred ahora tienen seis años, tienen su propia habitación con una sala de juegos y muebles especiales para ellos. Al principio Woodstock tenía problemas con sus patas traseras porque sus huesos estaban mal desarrollados, pero con la ayuda de los ejercicios ha recuperado la movilidad y puede saltar por toda la casa. Tanto ellos como su dueña ahora son más libres y felices, se hicieron bien mutuamente. Ahora tienen lo que tanto necesitaban: independencia y libertad.
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