Conocido como el mejor amigo del hombre por su gran inteligencia y lealtad, el perro ha sido fiel compañero de muchos a lo largo de sus vidas. Sin embargo, miles de dueños tuvieron que dejar atrás a sus amadas mascotas, cuando en 1986 sucede el peor desastre nuclear conocido, en Chernóbil, Ucrania.
Tras una liberación radiactiva ocasionada por la explosión de un reactor nuclear en la central de Chernóbil, fueron evacuadas más de 120.000 personas de manera urgente. Este precipitado exilio significaba llevar consigo solo lo que se podía, prohibiendo así irse con sus mascotas, muchos de ellos caninos.
Los descendientes de aquellos valientes perritos, hoy día recorren las calles radioactivas junto a las ruinas de aquella ciudad fantasma, donde nadie ha vivido en la zona por alrededor de 31 años.
Los únicos habitantes de dicho sitio son animales como: zorros, alces, linces, liebres, caballos, lobos y cómo no, los perros supervivientes, que las únicas caras que ven son las de sus compañeros.
Los únicos visitantes humanos que estos caninos pueden llegar a olfatear son aquellos que viajan desde las áreas cercanas por trabajo. La vida no es sencilla para los cachorros de Chernóbil. Soportan el frío implacable de Ucrania, sin tener un refugio en condiciones adecuadas, sin contar que la radiación que llevan en su pelaje reduce su esperanza de vida a aproximadamente unos 6 años.
Pero a pesar de todo, las buenas noticias siempre llegan, y esta vez son para la comunidad de caninos de Chernóbil. La situación de estos cachorros ha hecho que varias organizaciones sin fines de lucro se unieran para ayudar a los pobres perros que se encuentran vagando en lo que antes fuera una ciudad habitada.
La organización no gubernamental estadounidense Clean Futures Fund (CFF), lanzó un plan de 5 años para brindarles a los perritos esterilizaciones y vacunas contra la rabia, parvovirus, moquillo y hepatitis. También realizaron la instalación de tres clínicas veterinarias ubicadas en el área, incluso una de ellas en el interior de la planta de Chernóbil, donde habitan más de 900 caninos.
La organización y los perritos obtuvieron el apoyo de diversos voluntarios de todas partes del mundo y otras organizaciones de Ucrania, Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, quienes se han dado a la tarea de proporcionarles alimentos, agua y resguardo de los animales salvajes de la zona.
Sin duda, una historia muy conmovedora la de estos cachorros radioactivos, tanto que, Nadezhda Starodub, una guía especialista en viajes por Chernóbil, afirma que: “La mayoría de los visitantes encuentran muy tiernos a los cachorros, y aunque algunos temen tocarlos por la radiación, se puede notar el amor que les provocan”.
Ellos han logrado sensibilizar el corazón de muchos trabajadores, visitantes y espectadores lejanos como tú y yo. ¡Comparte la historia de estos valientes supervivientes de la catástrofe de Chernóbil con tus amigos!