Son las cinco de la mañana, ya casi amanece. Abres los ojos y ves a tu mascota enferma, saltas de la cama, te vistes, la tomas en brazos y sales en tu moto sin pensar en otra cosa que llevarla a urgencias donde puedan atenderla.
Esto fue, poco más o menos, lo que hizo Ransel González Núñez, un joven cubano a punto de obtener el título de médico quien, al notar la situación de Ragnar, el animalito de su vida, de apenas tres meses de edad, lo montó en su vehículo aún en reparación y lo condujo rumbo al veterinario para intentar salvarlo.
El perro sufría de complicaciones gastrointestinales desde hacía algún tiempo, y esa madrugada la había pasado fatal, quejándose de dolor. Sin embargo, Ransel fue interceptado por la policía, ya que la moto no tenía las luces requeridas. Cuando le pidieron sus documentos, el joven se dio cuenta de que no los tenía.
“Iba sin luces ni nada, pero tuve que salir así mismo porque no tenía en qué más ir. Llevaba mi licencia, pero con el apuro dejé los papeles de la moto”, refirió el muchacho.
Comenzó, entonces, una serie de dimes y diretes entre el motorista y el oficial, quien le aseguró que la moto quedaría retenida. Mientras tanto, posado sobre la misma, Ragnar se moría. Ransel explicó lo que sucedía, les enseñó el perro y les dijo que necesitaba llegar lo antes posible a la clínica veterinaria de un amigo.
Sin embargo, la terquedad, la indolencia y el abuso de poder, aún en una situación límite como esta por parte de los agentes, evitó que el joven y su mejor amigo perruno, pudiesen llegar a tiempo al hospital para mascotas. Ragnar murió irremediablemente, ante la mirada inconsolable de Ransel.
“Los funcionarios me acusaron de estar disimulando con mi perro, pues justo antes de detenerme cruzando la línea del tren, me vieron bajándome de la moto para reanimar al cachorrito porque iba casi muerto”, añadió, desconsolado el cubano.
El hecho fue denunciado por los portavoces del proyecto Bienestar Animal Cuba (BAC), quienes presentaron la situación en imágenes bastante desafortunadas y tristes que ya le han dado la vuelta al mundo.
El muchacho, quien pasó una media hora con su perrito muerto en la calle hasta que otra patrulla llegara al lugar, reconoce que perdió los estribos, lleno de una profunda indignación (algo absolutamente válido, por cierto). Se dio cuenta de que existe gente sin alma, quien no se conmueve ni un ápice con el dolor ajeno.
La actitud de la Policía de Zapata y C, en El Vedado, generó el repudio inmediato de la opinión pública cubana y mundial. Y es que, además, los oficiales le pidieron a Ransel que los acompañara por estar “demasiado alterado”. Gracias a su madre y a la de su amigo veterinario, finalmente fue dejado libre.
Diversos activistas en favor de los animales se sumaron a una protesta que logró ejercer presión en el régimen de Díaz Canel, quien emitió el 10 de abril el Decreto Ley No. 31 sobre el Bienestar Animal. Los animales son seres sintientes tienen derechos que deben ser respetados.
La empatía es uno de los más altos valores del ser humano, necesitamos promoverla. No es justo que este animalito haya perdido la vida por culpa de la insensibilidad del agente, podría haberle ofrecido una solución. Comparte esta noticia.