En una era tan tecnológica como la que actualmente estamos viviendo se ha vuelto común el hecho de documentar nuestras vidas mediante fotografías, videos o estados publicados en nuestras redes sociales.
Todo esto en pos de informar a nuestros amigos, familiares y seguidores si nos sentimos tristes, si nos encontramos bien, qué almorzamos o incluso las pocas ganas que tenemos de levantarnos de la cama en la mañana.
Esto resulta bastante inofensivo siempre y cuando la información que compartamos no sea demasiado personal; sin embargo, últimamente se ha estado dando una moda en las redes sociales que podría poner en peligro a una enorme cantidad de animales en peligro de extinción.
Estudios realizados por la protección mundial animal en Brasil y Perú han notado un enorme incremento de fotografías con animales salvajes y, por lo general, en peligro de extinción que están siendo subidas diariamente a las redes sociales desde el 2014.
Esto a simple vista no parece representar ningún tipo de peligro para los animales, pero tras las cámaras hay una realidad mucho más siniestra.
Muchos de los animales, por lo general son sacados de su ambiente natural para tomar parte en las sesiones fotográficas, así como los que están encerrados en zoológicos para el único fin de que sus visitantes puedan tomarse selfies con ellos.
¡Seamos sinceros!, es prácticamente imposible tomarse una selfie y estar satisfecho con la primera fotografía, ya que como sociedad nos hemos acostumbrado a tomar al menos 15 capturas por pose, siendo solamente una la que será publicada, y no es diferente cuando lo hacemos con animales.
Esto implica que los animales son mantenidos bajo condiciones incómodas sólo para satisfacer la vanidad de los turistas, siendo que algunos de los animales que son mantenidos en lugares turísticos para ser fotografiados suelen sobrevivir mucho tiempo lejos de su hábitat.
Dichos animales que son mantenidos en condiciones deplorables son los modelos de al menos 40% de las selfies con animales subidas a redes sociales.
Todos recordamos el famoso incidente que se dio en 2017 en el que una cría de delfín murió a manos de una horda de turistas en Mojácar, España, quienes sacaron a la pobre criatura de su hábitat para poder tomarse fotos con ella.
Y ese no es el único caso, incluso un cisne murió a causa de una simple selfie. Es increíble pensar a qué extremos es capaz de llegar la vanidad del ser humano, encarcelando y abusando deliberadamente de animales cuyo único delito fue ser fotogénicos o exóticos.
Situaciones así llegan al punto de acabar con la vida de varios especímenes solo por obtener unos cuantos «me gusta» en los perfiles sociales. Es por esto que se hace un llamado a todos aquellos que en algún momento fueron parte de este crimen contra el mundo animal.
Seamos conscientes, ¿acaso sacrificar decenas de vidas de animales es el precio de un «me gusta»? Comparte esta información con tus amigos.