Muchos países viven los estragos de un alto índice de delincuencia pero hay actos que más que un problema social parecen perpetuados por desalmados y dejan al descubierto lo más bajo del espíritu humano.
En esta oportunidad no ha sido un robo cualquiera, sino que el blanco del delito fue un inofensivo perrito paralítico que fue despojado de su silla de ruedas.
Rocky vive en Nuevo Chimbote, Perú, junto a su dueña Paola Villareal, quien lo encontró en el parque arrastrándose en un intento por llegar a casa.
Rocky fue rescatado de las calles por su ahora dueña Paola, mientras ésta iba camino a su universidad. Tras una visita al veterinario descubrieron que la criatura no podía moverse libremente debido a un severo daño en su columna.
Al recibir el diagnóstico, Paola se encargó de hacer una silla de ruedas improvisada para lograr que el perrito se desplazara con libertad.
La mujer no tenía el dinero para adquirir una silla nueva, así que decidió construirla por sus propios medios. Esta es quizás una de las molestias más grandes del robo, pues la silla que le fue arrebatada al animal ni siquiera se trataba de un artefacto costoso pero sí de gran utilidad para él.
Tras ser despojado de su sillita el desvalido Rocky no tuvo más opción que arrastrarse por la calle, sacando fuerzas para avanzar y llegar a su casa.
Paola estaba con el corazón destrozado al ver lo que habían hecho con su perro, además le preocupaba no tener los recursos necesarios para construir una nueva silla desde cero. Por esa razón decidió buscar ayuda con La Asociación Fuerza Animalista en su ciudad y éstos se conmovieron con el caso.
La historia fue compartida en las redes sociales y decenas de personas se sumaron a una rápida colecta para darle a Rocky una silla nueva.
La ayuda comenzó a llegar y Paola no sólo pudo recaudar el dinero necesario para la nueva sillita de su mascota, sino que también recibió pañales, cremas y alimento para su pequeño.Todo esto en una jornada improvisada de adopción y a beneficio de Rocky.
Las personas se sintieron conmovidas por el robo y también por la generosidad de la chica que decidió darle un hogar al indefenso animal.
Aunque no haya modo alguno cómo exonerar al maleante que robó a Rocky, queremos resaltar el lado positivo de esta historia. Pese a lo inhumano del acto del criminal, otras personas llenas de amor decidieron ayudar al perrito e hicieron posible que un terrible acto se convirtiera en una ola de generosidad. Esto es lo que realmente nos hace apostar por la humanidad.
Comparte esta historia y enséñales a todos cómo Paola y algunos extraños le han cambiado la vida a este perrito paralítico. ¡Comparte, juntos podemos hacer más!