Alrededor del mundo existen criaturas bastante especiales que son veteranas en el ocultamiento. Algunas de ellas nacen con una capacidad provista por su naturaleza, pues su forma y rasgos genéticos los hacen perfectos camaleones sin serlo propiamente. Mientras, existen otras que aprenden a ocultarse de modo instintivo y la pequeña Zuri, protagonista de esta historia, tiene un poquito de ambas.
Zuri tiene una maestría innata en el arte del engaño.
Para Apra Jain, la madre de Zuri, no es común que su peluda se extravíe entre los objetos de la casa. Al principio esa manía de mezclarse hasta confundir a la familia resultaba angustiante pero ha aprendido a vivir con ella.
El perrito es pequeño, esponjoso y con un pelaje negro azabache des cual sólo se distingue sus ojitos y lenguida cada vez que la saca. Del resto, Zuri se confunde con cualquier trapito blanco que halla en la casa.
Apra sabe que Zuri se ocultará siempre que pueda, en una especie de broma constante o manía a la cual ahora ella misma está acostumbrada.
“Como es pequeña, definitivamente se vuelve difícil encontrarla incluso en nuestra propia casa a veces. Ella se mezcla especialmente con todas las cosas negras, pero también si, digamos, está debajo de una mesa, nos tomará al menos unos minutos darnos cuenta de que ha estado allí todo el tiempo», explicó Apra.
Cuando esta peluda estaba más pequeña, su madre solía llevarla a cualquier parte. Jain sólo debía llevar un bolsito o alguna canastica para meterla, hasta que un día notó que la perrita pasaba desapercibida con bastante facilidad. Para los extraños no había ningún tipo de señal que hiciera pensar que eso en la cesta era un perro, Zuri lucía como una tela o un cojín en el fondo.
Al notar que la perrita pasaba desapercibida, Apra no dudó en registrar algunas fotografías pues no sabía si con el desarrollo Zuri cambiaría de aspecto. La mujer tiene imágenes de la peluda en diferentes escondites y hasta los momentos su físico confunde a cualquiera.
¿Alguien sabe dónde está Zuri?
Incluso para la familia es difícil reconocer a Zuri si ella no se encuentra de pie.
“Aunque siempre ha sido una tarea distinguir el área de su cabeza de su trasero (realmente se ve como una alfombra / nube negra cuando está acostada), cuando la vi en la canasta se volvió aún más difícil para mí decir dónde estaba, dónde estaban sus ojos», dijo Jain.
La fotografía de Zuri en la canasta es quizás la más icónica, fue tomada en un día de compras y muchas de las personas que la han visto tienden a pensar que se trata de una alfombra.
Ahora la perrita ha crecido un poco pero esto no le impide que siga jugando al ocultamiento, mezclándose y engañando a todos con su aspecto. Parece que este truco se ha convertido en algo muy divertido para la peluda.
Zuri es una pequeña inquieta que a la hora de jugar a las escondidas lo hace muy bien, comparte su divertida historia y coméntanos las travesuras de tus mascotas.