Si hay algo a lo que no podemos resistirnos es a la ternura de un pequeño bebé, y los pequeños animales no son diferentes en esto; ellos son capaces de encantarnos con el simple hecho de existir y verse tan adorables
Y este pequeño bebé rinoceronte no es la excepción de la regla; al contrario, esta criatura es capaz de mostrar su afecto y cariño de formas inimaginables, lo suficiente para sacarnos una sonrisa.
Toda su historia empezó cuando solo tenía un día de nacido, parecía que su madre lo había rechazado al nacer, así que un grupo de maravillosas personas fueron a su rescate cuando más los necesitaba. Ellos forman parte de Care For Wild Rhino Sanctuary, una organización que se esfuerza por mantener a todos rinocerontes saludables y fuera de peligro.
Ellos tienen su reserva en el corazón de Mpumalanga, Sur África. Y se centran principalmente en el cuidado de rinocerontes heridos o huérfanos hasta que estén lo suficientemente fuertes como para volver a la vida salvaje. Es el santuario de rinocerontes más grande en el mundo y se han dedicado durante mucho tiempo a la rehabilitación de estos enormes animales.
Cuando encontraron al bebé rinoceronte estaba solo, sabían que sin su madre no llegaría muy lejos, así que se encargaron de su cuidado y lo llevaron a la base de su organización para proveerle toda la ayuda que necesitaría.
Y aunque solo tenían en mente la salud del bebé, él no estaba muy a gusto en medio de humanos, no dejaba que ninguna persona se le acercara y por supuesto, que lo tocaran estaba fuera de discusión.
Sus cuidadores estaban desesperados, querían ayudar al pequeño, pero él no se los permitía; fue así que probaron con cualquier posibilidad para tranquilizar a la criatura. Nada parecía funcionar hasta que a uno de sus rescatistas se le ocurrió una fantástica, aunque inusual idea. Con su guitarra en mano se acercó al rinoceronte, tocó una bella canción de cuna y ¡sorpresa: funcionó! Esta tonada formó un vínculo maravilloso entre este dúo.
Mark Mills, nuevo amigo de este bebé rinoceronte, es un protector de animales en el Monarto Zoo. Él se especializa en los ungulados, un extenso grupo de animales mamíferos que se caracterizan por tener pezuñas. Y con solo 6 meses de trabajo en el Care For Wild Rhino Sanctuary, parece haber encantado a la pequeña criatura, hasta el punto de no querer apartarse de su lado.
Por eso, cada vez que la hora de la siesta llega, Mark Mills saca su instrumento y toca para su público animal. El pequeño no puede esperar para acurrucarse a los pies de su guardián y empezar el momento de sueño. Ahora solo esperamos que este rinoceronte siga creciendo sano y fuerte para volver a la vida salvaje.
La música nos ayuda hasta en los momentos más inesperados. ¡Comparte esta adorable historia con tus amigos!