Los malos tratos hacia animales no deberían ocurrir, pero existen personas sin conciencia sobre el respeto que se merecen, al punto de cometer actos que atentan incluso contra su vida. Como una mujer en Inglaterra a quien su negligencia y desidia afectó a 25 equinos.
Amanda Thorne es una mujer de 41 años, madre de dos hijos que vive en Bodmin, una zona rural de Cornwall. Trabajaba en su granja, pero en lugar de atender a los animales, los descuidaba sin importarle el daño que les causaba.
Por fortuna, la Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals (RSPCA) fue notificada por un vecino, sobre una situación que estaban viviendo 25 caballos en la granja de Amanda.
La RSPCA se dirigió al lugar, y su sorpresa fue enorme al encontrar a los animales famélicos y desatendidos; uno de ellos, ya estaba muerto.
Vivían en condiciones nada higiénicas, mal alimentados, no tenían agua limpia, ni espacios secos para pasar la noche, sin controles sanitarios, y llevaban una vida sedentaria.
De los 25 animales, 8 tenían las pezuñas tapadas de maleza, y 4 presentaban alto grado de desnutrición, uno debió ser llevado con urgencias a un veterinario por un absceso en su pie, escoriaciones, linfagitis, celulitis infecciosa y varias heridas.
Así lucía una de las pezuñas de los caballos. ¡Qué tristeza!
Los funcionarios de la organización consideran que es uno de los peores casos que jamás hayan tratado de abusos hacia los animales.
“He estado trabajando para la RSPCA como inspectora durante 20 años y es uno de los casos más crueles que he visto. Sin miembros de la comunidad que vinieran a nosotros con la información, ella nunca habría sido llevada ante los tribunales hoy”, afirmó Jo Pearson, inspectora de la organización.
Diana Baker, la jueza del Tribunal de Magistrados de Plymouth, constató lo sostenido por Pearson, en verdad los animales estaban pasándola muy mal.
“Los caballos murieron de hambre, no estaban siendo tratados por sus dolencias. Sus pezuñas no estaban siendo recortadas. Estaban en un estado lamentable”, dijo la jueza.
Amanda Thorne
La acusada inicialmente negó los cargos, y la misma jueza dijo que no mostraba ningún arrepentimiento; todo lo contrario, culpaba a los demás de lo ocurrido. Pero, las evidencias la sobrepasaban y fue declarada culpable, en un juicio realizado en ausencia de su persona.
Amanda aducía que había quedado sola después de su divorcio, y estaba presentando problemas de salud, incluyendo de tipo psicológico. Sus padres la ayudaban un poco con el cuidado de sus dos hijos, pero ellos tenían sus propias responsabilidades.
La Jueza Baker tenía pensado privar de libertad a Amanda Thorne, pero prefirió darle una oportunidad, a pesar de la magnitud el daño causado.
La sentencia comprendió 15 días de actividad de rehabilitación bajo libertad condicional, una multa de 20.000 dólares para sufragar los costos incurridos por la RSPCA, utilizar una etiqueta electrónica durante cuatros meses, y prohibición de tener o cuidar caballos de por vida.
Es difícil entender como un ser humano es capaz de cometer tales atropellos. Aun cuando la pena no fue la esperada por muchas personas que querían verla privada de libertad, por lo menos se tiene la tranquilidad de que nunca más podrá tener caballos bajo su cuidado.
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