Tenemos la creencia de que los animales salvajes no sienten miedo o no se asustan, pero la verdad es que sí experimentan estos sentimientos. A pesar de su especie, de su tamaño y de ser etiquetados como «salvajes» ellos son tan sensibles como un pequeño perrito, desde el rey de la selva hasta los osos muestran la nobleza de su corazón.
Cuando se trata de un pequeño cachorro que ha sido abandonado por su madre en medio de la gran naturaleza, el miedo y la incertidumbre se apodera de él, sin saber de qué escapar… ¡Sólo busca protección!
Tal es el caso de este bebé oso que fue encontrado por Bill Lea, al escuchar su llanto que exclamaba ayuda, tristeza y nervios al sentirse sólo y abandonado por su madre.
Bill Lea y Chris Norcott vieron a este cachorro temblando de frío, en medio de la lluvia, aferrado a la rama de un árbol. Sin dudar, notificaron esta situación al personal del Great Smoky Mountains National Park.
El equipo de rescate tomó la decisión de vigilar durante 24 horas el comportamiento del cachorro y ver sí la madre regresaba por su cría. ¿Cuál fue la sorpresa? Cuando regresó Chris antes del amanecer ya el cachorro no estaba, se había ido a otro lugar.
Estimando que estaría cerca dieron parte a un guardia de la división de la fauna del parque. Esta ayuda llegó una hora después y se inició la búsqueda del cachorro, en medio de barrancos, en una zona muy boscosa.
Pasaban las horas y la búsqueda no tenía el resultado esperado. ¡Qué angustia!
Deciden continuar la búsqueda separados, con los oídos muy atentos, con la intención de percibir nuevamente ese llanto desesperado, pero ahora con la variante de que sería un llanto mucho más débil que el anterior.
¡Sin resultado alguno las esperanzas estaban desapareciendo!… cuando de pronto al girar a la izquierda y al borde del abismo se hicieron visibles esas dos pequeñas orejas y la parte superior de la cabeza de este cachorro… ¡Estaba en la base de un gran árbol!
La actitud de este cachorro solo buscaba pasar desapercibido, no emitía ningún ruido ni movimiento alguno. Su mirada estaba fija, estaba en completo silencio, tal vez estaba pensando que estaba en presencia de un depredador.
Los segundos contaban, era imprescindible que el personal tomara al pequeño oso antes de que subiera a ese gran árbol y se perdiera de vista. El rescatista se desplazó sobre su estómago con mucho cuidado, sin movimientos bruscos y conversando con el cachorro en voz muy baja.
En un movimiento trató de saltar, pero fue un salto muy débil, ya estaba muy cansado, agotado y nervioso, este salto fue un intento de escapar de los brazos del rescatista, pero justo cayó a su lado. La expresión de sus pequeños ojos azules no era más que temor, su cuerpo temblaba.
El rescatista tratando de calmarlo continuaba hablándole muy suave, lo acariciaba en la cabeza con mucha ternura. Poco a poco se fue ganando la confianza del cachorro logrando que se relajara.
Cuando ya se encontraba más tranquilo era la hora de emprender el viaje de salida.
El terreno era empinado, esas subidas lo asustaban, se aferraba fuerte al rescatista para no caer, luego fue colocado en una jaula provisional para poder ser trasladado de manera más segura al refugio de Appalachian Bear Rescue (ABR).
Ya en el refugio, este pequeño oso recibió las atenciones necesarias y el nombre de Fergus. Todo parecía que en tan sólo unos meses estaría totalmente recuperado.
El personal del refugio, llenos de optimismo estaban haciendo planes para que Finnegan, una pequeña osa que también había quedado huérfana y Fergus se recuperaran juntos y se hicieran compañía.
Luego de unos días en recuperación todo el pronostico cambió. Fergus fue trasladado de emergencia a la la Universidad de Tennessee, Facultad de Medicina Veterinaria, donde recibió atención médica y tratamiento con fuertes antibióticos, tenía una infección a causa de una herida vieja. Fue examinado por el Dr Ramsay y su equipo.
Los doctores indicaron que la infección era muy profunda, el daño del tejido era extensa, lamentablemente no había esperanza para Fergus. Con los resultados del diagnostico tomaron la dura decisión de poner a dormir a Fergus para siempre.
Ya no había nada que evitara el sufrimiento y el dolor que estaba padeciendo y sus pocos días de vida serían de una extensa agonía. El ambiente en el refugio era de una profunda tristeza, Fergus se ganó el cariño de todos, les quedó el consuelo de que no murió sólo en el bosque, pudo sentir el amor de sus amigos que se preocuparon por él.
Aunque Fergus se comportó como un gran luchador, lamentablemente su corta edad y su pequeño cuerpo no pudo combatir la fuerte infección, no respondía a los antibióticos.
El refugio que acogió a Fergus ha presentado un colapso por los osos que les han llegado desde finales del pasado verano, se estima que esto pasa porque las fuentes de alimentos naturales que los osos negros necesitan para vivir, tales como las bellotas, nueces de nogal comienzan a escasear.
Esta escasez ha sido devastadora y obliga a los osos a buscar alimento a otro lugar y dejando a sus bebés solos, abandonados y con hambre.
Si quieres conocer sobre el progreso de los osos que quedan huérfanos así como donar para colaborar con esta maravillosa causa, puedes hacer clic aquí.
Comparte esta linda historia con tus amigos, en memoria de Fergus, levantemos nuestra voz de agradecimiento a estos seres humanos que siempre están dispuestos ayudar a los animales que necesitan de nosotros.