Los animales son seres para amar, y ni hablar de si se trata de un cachorrito. Entonces, nos preguntamos: ¿cómo es posible que existan personas que los desprecien al extremo? Sin corazón, arrojaron a un perrito colocado dentro de una bolsa, a través de la ventanilla de un auto en movimiento.
A pesar de todo Chalán fue un cachorrito afortunado ya que cayó en un lugar lleno de amor
Para la fecha cuando sucedió el abominable e inhumano acto, el electricista de nombre Oscar Rangel se encontraba descansando junto a otros colegas. Ese día en el trabajo había sido, en verdad, bastante común y aburrido. Cuál no sería su sorpresa al hacer el dantesco hallazgo. Todo cambió de un momento a otro.
Les aguardaba una gran sorpresa
El día anterior habían mandado a limpiar un terreno baldío ubicado frente al taller donde labora, para poder facilitar la entrada y salida de los automotores. De pronto, los trabajadores observaron a una camioneta de color blanco acercándose peligrosamente al lugar a muy alta velocidad.
Increíblemente, al pasar frente al taller donde se realizaban los trabajos, una de las ventanillas se abrió y de ella salió despedido un misterioso paquete. El mismo aterrizó en la maleza que la máquina limpiadora de terreno había dejado después de hacer su trabajo.
Los empleados le gritaron varias veces al conductor, quien hizo caso omiso y aceleró todavía más, dejándoles tan solo el polvo de la carretera en los ojos. Incrédulos, se acercaron hasta la bolsa y se dieron cuenta de que, al interior se hallaba la pequeña vida indefensa de un cachorro perruno.
Al percatarse de la situación, uno de los compañeros de Oscar notó el rostro de horror del animalito. El pequeño peludo estaba llorando inconsolable, temblando y muy asustado.
“Pasó un auto frente a mi trabajo, una ranchera blanca caja California modelo entre 94 y 98. Sin reducir la velocidad, lanzaron por la ventana hacia un lote baldío a este perrito”, dijo Oscar Rangel
A pesar de aquel repudiable acto en contra de la vida de un cachorro inocente, por fortuna, hoy en día se encuentra fuera de peligro. Tuvo la buena suerte de caer encima de una importante cantidad de maleza, lo que amortiguó el golpe. De otra manera, el resultado pudiera haber sido fatal. Salió asustado, pero ileso.
Obviamente, el enojo y la ira se apoderaron de todos los testigos de aquella escena. No entendían cómo alguien pudiese ser capaz de cometer semejante barbaridad.
Sin embargo, Oscar tomó al pequeño cachorro a quien bautizó con el nombre de Chalán y, con la ayuda de sus compañeros le dieron de comer y de beber. Lo bañaron y lo llenaron de caricias y de abrazos para tratar de hacerle olvidar lo que le pasó. Pero, también, para que renaciera en él la confianza en la humanidad.
“Le hicimos ropa y hasta un chaleco de seguridad a Chalán. Decidimos quedarnos con él y hasta tiene su propia casita. Está bien enano y casi lo pisamos”, dijo Oscar, entre risas.
El nombre escogido para el perro no es casual. En algunas partes de Latinoamérica, sobre todo en el territorio azteca, el término “Chalán” es sinónimo de ayudante de albañilería, pintura, mecánica, etc.
Le hicieron una casita con mucho amor
Lo cierto es que el diminuto Chalán es el rey del taller electrónico donde labora Rangel y compañía. Está bien malcriado por todos y es muy querido. Al momento de fotografiar a su nuevo mejor amigo para subirlo a Internet, Oscar nunca se imaginó la repercusión y el éxito que tendría su querido cachorro juguetón.
Esperemos que la historia de Chalán sirva para concientizar al mundo. A pesar de la terrible situación que encierran, los actos en contra de los animales no ocupan las primeras páginas de ningún periódico. Tampoco parecieran escandalizar demasiado a la gente.
Sin embargo, tienen un significado último que debería interesarnos cada vez más como sociedad. Basta de injusticia en contra de los seres más vulnerables. Por fortuna, siempre los buenos somos los más.