Para nadie es un secreto que los animales necesitan vivir en su hábitat natural y no en jaulas. Lamentablemente, muchos humanos ven algunas especies como una simple fuente de beneficio económico. Bradley Tomes es un hombre de 25 años de edad que trabajó durante un largo tiempo en el zoológico South Lakes Safari de Cumbria.
Durante 4 años estuvo encargado de las aves del lugar, pero nadie imaginó el terrible daño que causaría a los animales. Por motivos que se desconocen, Bradley dejó de trabajar en el zoológico.
Sin embargo, se las ingenió para irrumpir en las instalaciones destinadas a las aves y robó una alarmante cantidad de animales.
Tomó a dos pingüinos llamados Pablo y Penny, también robó 12 plataleas, unas extrañas y hermosas aves que se caracterizan por su peculiar pico con forma de espátula.
Todo esto lo hizo a mediados de Julio y en octubre regresó al zoológico para tomar tres guacamayas.
El zoológico no sólo notó la ausencia de los animales robados por Bradley. El exempleado rompió una reja y a través de ese agujero se escaparon otras plataleas cuyo destino es completamente desconocido.
Ante los inesperados robos, las autoridades del lugar no tenían idea de quién podría ser el responsable. Lograron dar con Bradley gracias a la llamada de un hombre que vio los pingüinos en venta a través de Facebook y sospechó que algo andaba mal.
Bradley fue capturado cuando se dirigió a la casa del supuesto comprador para la venta de los pingüinos y la policía lo interceptó. Al principio, aseguró que era un vendedor de animales exóticos que contaba con los permisos necesarios.
Sin embargo, una vez realizado el juicio se declaró culpable de todos los cargos. Una de las cosas más lamentables es que 8 de las 12 plataleas perdieron la vida bajo su cuidado. Las otras cuatro fueron vendidas al igual que las guacamayas.
“Robaste 12 plataleas que son aves sumamente raras. Conocías bien las aves y sabías que eran las únicas de ese tipo en todo Reino Unido”, dijo la juez Beverley Lunt.
Se calcula que cada una de las aves tenía un valor de al menos 25 mil dólares. Es una verdadera pena que estos hermosos animales tuviesen que pasar por una situación de tanta angustia y estrés.
Esperamos que esto se convierta en un claro llamado de alerta y que las aves que sobrevivieron puedan pasar el resto de sus vidas tranquilas en un refugio. Ningún animal merece perder su libertar por culpa de una industria tan cruel.
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