Siempre se ha dicho que la Navidad es tiempo de unión, pero con esto pasa lo mismo que con las películas: después de que los protagonistas se declaran su amor y deciden vivir juntos aparece en la pantalla la palabra Fin.
Pues bien, tendré que decir que eso era antes, cuando se tenía más claro el mensaje que debía enviarse a los espectadores de que la ficción acababa y empezaba la realidad. En la actualidad, hay historias como la de hoy, que son el resultado de esta realidad mezclada y confusa en la que vivimos constantemente.
Lo justo sería que nuestras mascotas compartieran las fiestas decembrinas con nosotros
En plenas fiestas de diciembre, los refugios de animales en Australia están viendo con honda preocupación el notable aumento del número de mascotas rechazadas por sus humanos y dejadas por su propia cuenta y riesgo.
Tal parece que el crecimiento en los índices, es producto de que muchos de los cuidadores se resisten a pagar las altas sumas que piden los criaderos y perreras para albergar a las mascotas, y prefieren abrirles la puerta o dejarlas solas mientras salen de la ciudad durante el período festivo.
“Muy a menudo la gente va al extranjero para las vacaciones de Navidad y, debido a que las perreras son costosas, prefieren deshacerse de ellas” dijo Sue Thompson, vicepresidenta de la Sociedad Australiana de Protección Animal.
Pero lo más increíble es el descaro con el que muchas veces las familias regresan de su asueto intentando readoptar a la propia mascota que olvidaron. No es suficiente con dejarles comida y agua. Un animalito encerrado puede ser víctima de múltiples accidentes, e incluso puede causarle un daño emocional enorme ya que, como sabemos, todo animal que vive aislado, está sometido a altos niveles de estrés.
“Cuando regresan de vacaciones y preguntan si pueden adoptar a su propia mascota. Nunca lo permitiríamos”, aseguró Thompson.
Por su parte, Fae Pawley, de Lost Dogs Home, también admitió lo terrible que resulta ver a un animal que probablemente ha pertenecido a una familia durante años, y que fue arrojado a su puerta, como un simple trasto viejo e inservible.
“Ocasionalmente, las personas dejan salir a sus perros de la casa sabiendo que serán elegidos por el consejo e irán a un refugio seguro. Esto lo hacen premeditadamente, para evitar correr con los gastos de su manutención”, indicó Pawley.
Toda persona que por acción u omisión cause daño, produzca lesiones o deterioro a la integridad física de una mascota o animal de compañía, debe ser sancionada porque, está muy bien que las tarifas sean costosas, pero, ¿qué clase de pobre corazón es capaz de dejar a su suerte a su propio animalito deliberadamente por ahorrarse unas monedas?
Comparte esta historia con tus seres queridos y amistades y pon tu granito de arena para que cese el aumento indiscriminado de estos valiosos seres vivos que son echados a la calle por ciertos individuos sin sangre en las venas.