Una vez más los elefantes son los protagonistas de una de nuestras historias, pero esta vez no se trata de una historia que viene a maravillarnos y a demostrarnos lo inteligentes y organizados que pueden llegar a ser, sino de lo crueles que podemos ser las personas y lo poco críticos que somos en cuanto al turismo y los atractivos con animales. En varios países tienen como modalidad ofrecerles a los turistas un paseo sobre la espalda de un elefante, Indonesia es el número uno en esta práctica.
Muchas personas se dejan llevar por la emoción del contacto con los elefantes y pagan un importe por vivir la experiencia ¿pero qué hay detrás de todo eso?
No es un secreto para nadie que los elefantes son animales salvajes, si bien pueden ser criaturas nobles en su hábitat, no están los seres humanos y mucho menos los espectáculos. Para que un elefante te saque una sonrisa con sus trucos, es porque ha pasado por un proceso de cambio de comportamiento. Esto significa en pocas palabras ¡mucho sufrimiento!
Empezando por el hecho de que muchos de ellos son sacados de su hábitat natural o separados de sus madres siendo aún muy pequeños.
El método de aprendizaje es mediante el condicionamiento basado en el dolor, cuando se resisten ellos son brutalmente golpeados hasta que ceden. De esta manera quebrantan su espíritu y los vuelven sumisos, las cadenas, amarres y jaulas hechas con grandes troncos que apenas les permiten moverse unos centímetros son su día a día.
Todo para que los turistas puedan sentirse seguros durante un paseo que solo beneficia económicamente a los “criadores”.
Cuando un elefante bebé se mueve rítmicamente de un lado a otro ¡Él NO está bailando!, es su manera de decir que se encuentra bajo una situación de estrés. Cuando un elefante adulto acata todas las órdenes de su guía lo hace porque tiene miedo y no quiere sentir más dolor. Mientras los turistas se toman fotos y se ríen sobre la espalda del animal, el guía lleva un “bullhook” para hacerlo obedecer.
El Bullhook es un artefacto con una punta afilada que le causa daño y dolor al elefante, han sido maltratados tantas veces con uno que solo con verlo obedecen.
La mitad de los turistas van exclusivamente a ser parte de esta macabra práctica y no porque deseen el sufrimiento de los elefantes, sino porque no tienen idea de lo que los animales pasan después de que todos van a disfrutar de las comodidades de sus hoteles.
Afortunadamente, algunas empresas de viajes como TripAdvisor están creando conciencia y quieren detener la práctica.
Please sign and share this petition to stop elephant ridesPoor elephant who must work, giving rides to those who will pay and have fun at its expense. When the show is over, its legs are chained. Look at the bullhook used to control the elephant in this video. The bullhook has long been associated with abuse of elephants, and its use has been banned in some countries. These gentle animals receive blows on their heads and suffer so that humans can be entertained. It is time to take a stand against this activity. Please sign and share this petition to stop elephant rides: https://www.change.org/p/siti-nurbaya-bakar-ban-elephant-rides-in-indonesia?recruiter=72210525&utm_source=share_petition&utm_medium=facebook&utm_campaign=autopublish&utm_term=des-md-share_petition-no_msgPlease also consider supporting our work, every little helps: http://www.scorpionmonitor.org/page/donate-now.htmlA video footage captured on October 30th, 2017 in Gembira Loka Zoo, Yogyakarta
Publié par Scorpion Wildlife Trade Monitoring Group sur mardi 31 octobre 2017
Si de verdad amas a los elefantes, nunca montes uno de ellos, ya que te conviertes en cómplice de la crueldad. Para conocerlos, puedes ir a santuarios donde hacen sus vidas lo más placenteras posibles y en lugar de pagarles a los comerciantes, puedes hacer una donación que les ayude a los voluntarios a continuar con la labor de rescatar y proteger estos animales que deberían considerarse sagrados. También puedes ayudar firmando una petición para el cese de dicha práctica aquí.
Comparte esta historia y has eco del horror que viven los elefantes utilizados para el turismo.