Este chico es un Pitbull llamado Juice, que desafortunadamente sufrió un abandono muy traumático: lo dejaron atado a un palo en medio de una construcción en las navidades del año 2016.
No sabemos qué clase de persona es capaz de hacer algo tan cruel, pero cuando lo encontraron estaba en muy malas condiciones; temblando, desnutrido, herido, con infecciones en las orejas y en la piel, era un milagro que estuviese vivo.
Afortunadamente, oficiales de la policía de Nueva York lo rescataron y lo llevaron a ASPCA. Todos los voluntarios del refugio se enamoraron de él apenas llegó. Era muy amistoso y se notaba feliz de estar a salvo. Era como si supiera que finalmente encontró a las personas indicadas.
El equipo de ASPCA cuidó muy bien de Juice, y en febrero de 2017 ya estaba curado, había recuperado mucho peso.
Finalmente, había llegado la hora de ponerlo en adopción, así que lo trasladaron al centro de adopciones.
Allí el chico sufrió, porque no lo tomaban en cuenta debido a que le ladraba a los potenciales candidatos a adoptarlo.
A causa de esos ladridos, que solo eran ladridos de emoción, las personas decían que no automáticamente. No podían ver a Juice de la misma manera en que los empleados del refugio lo veían: como un chico amoroso que ha sufrido mucho y quiere cariño.
«Los Pitbull son populares como mascota familiar, notables por sus afectos y lealtad, pero no se escuchan cosas de perros gentiles y amorosos en los medios porque un chico con buen comportamiento no califica para los titulares», dijo el presidente y CEO de ASPCA Matt Bershadker.
«Muchos de los perros que están aquí han vivido traumas, algunos casos son tan extremos que los chicos ni siquiera habían escuchado el sonido de una voz amable, o quizá nunca antes habían interactuado con un individuo que se preocupe por su bienestar», continuó.
Pasaban los meses y la situación no mejoraba. Hasta que un día un hombre llamado Gemar tomó una vacante de verano en ASPCA y se enamoró de Juice. Enseguida establecieron un vínculo especial; mientras paseaban y jugaban a la pelota, Gemar supo que era el perro para él y decidió adoptarlo.
«Muchos problemas de comportamiento nos preocupaban al principio. Por ejemplo, que no interactuara con otros animales, pero superó ese problema la primera semana que estuvo conmigo. Es un perro completamente diferente al que era en el refugio«, dijo Gemar.
Ahora Juice es un chico tranquilo, dulce y amigable. Son mejores amigos. El mensaje de Gemar para el resto del mundo es que a veces debemos dejar a un lado nuestras nociones preconcebidas y darles una oportunidad a los perros como Juice.
«No hay que tener miedo, aunque tenga problemas de comportamiento. Dales una oportunidad. Un perro que viene de un refugio es usualmente dulce a pesar de cualquier problema que tenga. Una vez que conecta contigo, no hay nada de qué preocuparse».
Qué alegría que Gemar y Juice se encontraron, tendrán una vida muy feliz. Te invitamos a compartir la historia con todos tus amigos.