Los perros y gatos son por mucho los mejores de compañeros de vida, ángeles terrenales que llegan para demostrarnos su amor y lealtad en todo momento, algo que hacen no solo con sus personas favoritas, sino con aquellos que ven como iguales.
Esta es una de esas historias que nos recuerdan que en las manos correctas, con un par de patitas solidarias, y mucho amor, todo es posible.
Perros y gatos de la familia se convierten en el mejor apoyo emocional para una gatita vulnerable.
Todo comenzó cuando Fiona, una gatita que fue rescatada cuando solo tenía tres días de nacida, necesitaba ayuda. Pesaba tan solo 82 gramos, era del tamaño de un pequeño gatito recién nacido.
Fue acogida por Hamilton Humane en Indiana, ahí una voluntaria adoptiva de rescate, Kelsey Minier, la acogió y comenzó a cuidarla las 24 horas del día.
“Tenía una infección de las vías respiratorias superiores, pero era demasiado pequeña para tratarla”, compartió Kelsey.
Su situación era bastante delicada, afortunadamente siempre contó con los cuidados de Kelsey quien hizo todo lo posible para ayudarla a superar su situación.
Poco a poco comenzó a ganar fuerza y logró aferrarse al biberón por su cuenta. Todo marchaba bien pero un día de repente las cosas empeoraron. Kelsey destacó:
“Comenzó a perder energía y dejó de alimentarse. La llevamos a los veterinarios del refugio al día siguiente.
Le hicieron radiografías y la inspeccionaron, pero no pudieron encontrar una respuesta real. Nos enviaron a casa con antibióticos, las dosis más pequeña debido a su tamaño”.
La pequeña gatita, llamada Fiona, decayó repentinamente, el día que la llevaron al veterinario Kelsey se mantuvo despierta toda la noche, temía que la gatita no lo lograra.
Pero no estaba sola, se le unió un pequeño ejército de peluditos que tiernamente la acompañaron y mostraron su amor a la nueva integrante de la familia. La mujer comentó:
“Los perros se habían unido a ella y la mantuvimos caliente sobre nuestros pechos con una manta. Toda la familia tuvo una fiesta de pijamas en el sofá y nos abrazamos toda la noche”.
Si bien fue una noche de suspenso, Fiona logró sobrevivir, Kelsey destaca que estaba muy débil, su cuerpo flácido, pero estaba viva.
La gatita siguió siendo alimentada con jeringa mientras estaba acompañada de los residentes felinos y caninos, estos peluditos fueros el mejor apoyo emocional para la pequeña Fiona quien demostró ser una guerrera y luchó por su vida. A los días recuperó fuerza y comenzó a comer de una botella.
“De repente, se enganchó y bebió más de lo que había bebido en total en dos días. Lloramos. Estábamos felices”, dijo Kelsey.
La valentía y ternura de Fiona lograron conquistar a Tucker, el gato gris, que no suele ser muy cariñoso y permitió que la pequeña gatita se acurrucara a su lado.
“Tucker generalmente nunca quiere tener nada que ver con los gatitos, pero parece haberla aceptado por el momento”.
Por fortuna, la condición de la gatita atigrada fue mejorando y con los días se hacía más grande y fuerte, hizo un vínculo especial con unos de los perros de la casa, Ethel, una cachorra de once meses que disfruta de la compañía de Fiona, le encanta lamerla y acurrucarla.
“Fiona finge que no le gusta, pero seguirá caminando para ver a Ethel. Le dará una palmada en la cara, pero también se quedará sentada mirándola”, destacó Kelsey.
Ya han pasado algunas semanas y Fiona ha demostrado ser toda una guerrera, ya come comida para gatos y ha fortalecido aún más el vínculo con los perros y gatos residentes de su casa de acogida. Es una bola de pelos llena de energía y con mucho amor para dar.
Con la ayuda de su familia adoptiva y sus amigos peludos incondicionales, sigue prosperando a pasos agigantados y disfrutando de su vida al máximo ¡Muchas felicidades, Fiona! Larga vida y salud para todos los animalitos del mundo.