Chase Evans tiene 29 años, vive en Australia y ama con locura a sus dos mascotas: Buddy, un golden retriever de 10 años de edad y Allie, una alocada cachorra de Husky Siberiano.
Consciente de que un par de perros grandes pueden aburrirse encerrados en casa por horas, antes de ir al trabajo cada día Chase le da a Buddy y a Allie una larga caminata. Tras dejar a sus dos mascotas agotadas, el joven se va a sus labores, esperando no encontrar ninguna sorpresa al volver a casa.
Allie es una traviesa de sólo cuatro meses.
Después de permanecer por más de 8 horas fuera, Chase regresó a su hogar y se sorprendió al ver que no recibió ninguna bienvenida. Sus perros, que normalmente lo recibían con una enorme emoción, no estaban por ninguna parte.
Extrañado, Chase comenzó a llamar a Buddy y a Allie, hasta que escuchó un ruido en la parte de atrás de su casa, justo donde tiene instalada una oficina. Al dirigirse en esa dirección, su golden retriever pasó corriendo a su lado, ignorándolo, con mirada culpable y cubierto de plumas.
Así dejaron Buddy y Allie la oficina de Chase
Chase no podía entender lo que habían visto sus ojos, hasta que entró en la oficina y la escena lo dejó horrorizado. Una tormenta de plumas había cubierto todo, parecía como si dentro del recinto hubiese caído una nevada.
Allie dormía sobre los restos de relleno de cojín que los perros habían esparcido por todos lados y al escuchar a Chase, lo recibió amorosa, sin la más mínima culpa. Ella y Buddy habían destruido por completo un sofá y dejaron el lugar hecho un desastre.
Chase vio que su sofá y otros cojines estaban completamente destruidos y lo único que hizo fue echarse a reír. Tuvo que trabajar por tres horas para recoger todos los desperdicios, que en total llenaron 13 bolsas.
Cuando la encontró, Allie estaba durmiendo sobre el desastre
Por fortuna para Chase, el sofá era viejo, barato y de segunda mano, así que no hubo razones para enojarse con sus traviesos compañeros peludos por ocasionar tantos problemas aquella tarde.
Chase bromeó comentando que Buddy y Allie se habían vengado por haberlos dejado al cuidado de su madre por unos días, cuando estuvo de vacaciones. Él cree que el responsable de iniciar la travesura fue Buddy, aunque Allie ha demostrado ser realmente inquieta.
Buddy no puede disimular su cara de culpa
El afecto que este joven australiano siente por sus perros, está por encima de sus travesuras. De hecho, es normal para él ver cómo su husky hace trizas sus juguetes de peluche, dejando siempre en el patio muestras de relleno.
La próxima vez, Chase tendrá que redoblar el ejercicio para evitar problemas similares.
Chase se tomó el incidente con mucho humor, porque ama a sus perros.
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