Molly es una collie adulta que un día en particular vio cambiar su vida para siempre. Ese día fue muy especial, puesto que la casa se preparaba para recibir a un nuevo integrante: Moses, un gato de apenas algunas semanas que encontraron abandonado.
La llegada de Moses no sólo alteró el día a día de la casa, sino que también las noches de Molly, puesto que desde el primer día el gatito decidió que no iba a dormir solo.
“Mis padres viven en una granja y cuando paseaba los perros escuchó un ruido extraño en el cobertizo (vacío) de los vecinos. El más pequeño de nuestros perros (Freja) corrió hacia el granero y encontró a Moses, que tenía unas 3 semanas de vida. Mi mamá lo cargó hasta la casa y le dio algo de comer” cuenta doihavetosignup en Reddit.
Así fue como la primera noche se subió sobre el lomo de Molly para nunca más dormir en otro lado.
Al principio sus dueños pensaron que iba a ser una etapa y por eso le sacaron una divertida foto para poder acordarse de ese momento. Esta fue la foto.
Molly y Moses en la primera noche que pasaron juntos.
Tras 6 meses de convivencia, Molly y Moses siguen durmiendo pegados uno al otro.
Y los días pasaron y las noches también, con Moses durmiendo arriba de Molly.
La historia la cuenta su dueña en Reddit, y aclara que la primera foto que posteóde la perra y el gato la sacó su madre.
En ocasiones, Moses se pierde entre el pelaje de Molly…
Según sus dueños Moses tiene actitudes de perro y que no parece darse cuenta que es un gato.
A veces Ferja (el otro integrante perruno de la familia) quiere ser parte de la siesta, pero aún no puede encontrar su lugar ni la posición correcta.
Aunque lo intenta más de una vez….
Por eso, la mayoría de las veces la siesta es sólo de Molly y Moses.
Esta es otra historia que demuestra que las rivalidades entre mascotas no existen.
¡Comparte las imágenes de Moses y Molly para mostrarle a los que aún siguen pensando que los perros odian a los gatos!